Opinión

Acosados

Tenemos por delante una semana de campaña breve pero concentrada, así que es mejor que nos vayamos preparando para la intensidad que la propaganda de los partidos volcará sobre nosotros los próximos días. Todos ellos intentarán ocupar con sus ideas el mayor espacio posible en nuestras ya maltrechas y castigadas mentes, con la perversa idea de que no quede lugar en ellas para las propuestas del contrario. De aquí al diez de noviembre, si usted pone la televisión, la radio, o navega en internet, recibirá eslóganes machacones, afirmaciones y contraafirmaciones, y las mismas noticias reelaboradas una y otra vez de diferentes maneras según de donde vengan. Nos guste o no, vamos a padecer permanentemente dentro de nuestros cerebros la imagen recurrente de los políticos, y todo lo que veamos y oigamos estará interferido por ellos. Por mucho que intentemos interesarnos por otros temas, todas las noticias terminarán atravesadas por su imagen y sus perfiles.

Pongamos que, para escapar, usted decide limitarse solo a la crónica de sucesos y prescindir de las secciones de internacional y de política. Será inútil. En cuanto aparezca la noticia de que la policía ha hallado en el interior de un domicilio un cuerpo frío, rígido e inconsciente, los últimos tres adjetivos traerán a su mente la conducta más habitual de Pedro Sánchez. Si, por contra, decidimos distraernos con los deportes lo más probable es que, en cuanto veamos a un Fórmula Uno saltándose una chicane y saliendo disparado por encima de los bordillos de la pista, ineluctablemente nos sorprendamos preguntándonos si, en alguna de sus pasadas de frenada, Echenique habrá sufrido daños en el fondo plano.

No hay lugar a donde huir. Tanta presión en nuestros fatigados cerebros provocará visiones confusas de cosas como Artur Mas País o Naciones Unidas Podemos. Así resulta muy difícil ir a votar con las ideas claras. Al sufrido público solo nos queda contratacar con las conocidas iniciativas populares que reúnen millones de firmas pidiendo que los políticos no cobren. A nuestros especialistas del fraguado facial en el escaño no creo que les preocupen demasiado, pero así al menos podemos responder a un acoso con otro acoso.