Opinión

Sesgo

En los años 60 del siglo XX se demostró que las personas están sesgadas y tienden a intentar «confirmar» sus creencias. La educación tiene una importancia extraordinaria porque es en la infancia y la adolescencia cuando los seres humanos pueden ser «moldeados», y se puede influir en ellos de manera decisiva, implantando en su cerebro, volición y sentimientos, elementos que los acompañarán durante toda su vida, y que pueden ser aprovechados para manipularlos de muy diversas maneras, influyendo en aspectos de su vida tan dispares como la ideología o la forma de entender el consumo. A esa tendencia humana de buscar todo aquello que confirma las propias creencias se la denomina «sesgo de confirmación», y en realidad es un estúpido «error» de razonamiento. Pero es tan grande y esencial, común y corriente, que determina lo que cada uno es y hace durante su vida. Antaño se decía «Fulano es terco como una mula», cuando la persona se mantenía firme en algo, sin moverse ni un ápice de su postura. En mayor o menor grado, eso es algo que todo el mundo hace: reforzar las ideas que ya se han instalado con firmeza en su mente, desechar las alternativas con desprecio y confiar ciegamente en lo que –incluso de la forma más irracional– da por bueno y válido. Pocas personas están dispuestas a «cambiar de opinión», pues la mayoría mantiene un exceso de confianza en sus creencias, aunque carezca de pruebas que las avalen. Y, cuanto más tiempo pasa, menos oportunidad existe de que se opere un cambio en la «mentalidad». El sesgo de confirmación lleva a muchos a tomar decisiones gravemente erróneas en su vida, pues casi siempre se suele elegir «la preferencia» sobre «la evidencia» racional. Siendo esto así, ¿hasta qué punto puede «moverse» el voto en estas elecciones? ¿El voto se mueve mucho en las encuestas porque se producen transferencias entre ideologías, o solo entre partidos? Pese a todo, algunos confían en que un nuevo panorama electoral desencallará drásticamente la situación política enquistada. Dicen que ahora el voto es volátil, líquido, cambiante… Pero los bloques ideológicos parecen mantenerse bastante firmes. La política se debate en el terreno de las pasiones, y es en entornos emocionales donde precisamente más resalta el sesgo de confirmación. (Buen tema para reflexionar hoy).