Opinión
CARMENA, AL APARATO
La ex alcaldesa, Manuela Carmena, no quiso acompañar a Iñigo Errejón en la candidatura electoral de Más País, para las generales de mañana. Ella, sin embargo, le ofreció ayuda incondicional durante la campaña, esa colaboración que prestan los políticos retirados, desde la calma abacial que concede la merecida jubilación, haciendo uso de su nombre y experiencia. Y el joven Errejón quedó agradecido e invitó a la mujer de la apacible senitud a que participara con él en una ofensiva telefónica, para explicar a los electores por qué concurren y cuáles son las propuestas de su partido ante la cita con las urnas.
La ex alcaldesa, llama y saluda al interlocutor desconocido: «¡Hola! No sé si nos conocemos en persona. Soy Manuela Carmena, ¿te acuerdas?». La respuesta es rápida: «Claro que la conozco, y muy bien. Cómo podría olvidarla. Usted es… es…: la tía de un señor llamado Luis Cueto, que fue coordinador general de la Alcaldía de Madrid y también presidente de la junta gestora de Ifema, cargos que, si no recuerdo mal, le fueron adjudicados a dedo cuando usted era…era… Sí, alcaldesa de Madrid. Claro que la conozco, usted es la tía del enchufado, ¿y qué me quería contar?».
De ponto, un pitido prolongado. O se ha cortado o alguien ha cortado la comunicación. Antes de proceder a la siguiente llamada del convencer automático, echa una ojeada al guión o cuestionario: hay que destacar la importancia de unas elecciones sin mentiras, repetir cuántas veces haga falta que se debe «hablar y entenderse»; que tiene una sensación «muy triste» de la campaña y que «la sociedad civil tiene muchos más valores que la clase política». El mensaje está claro, sólo falta que Manuela Carmena le ponga tono, quizá un poco lastimero, para llegar al corazoncito del elector. Ella está muy agradecida a Errejón por haberse sumado a su Más Madrid y encabezar la lista de la Comunidad, y ahora ella quiere responderle con la generosidad de un apoyo desde fuera de candidatura. Más País se le queda lejos de sus necesidades y posibilidades vitales, pero cree que con una llamada de teléfono y su voz de dulce abuelita de cuento ñoño, puede serle útil a Iñigo. Para Carmena la política activa quedó varada en la Casa de la Villa cuando no pudo repetir como alcaldesa. Más habría ganado Madrid si en 2015 se hubiera dedicado a hablar por teléfono, a captar votantes, y no a postularse ella misma y llegar a sentarse en el sillón de la Alcaldía.
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