Opinión
La deuda privada ya no es un problema
A l arrancar la crisis económica, el gran problema financiero de nuestra economía era la deuda privada. Durante los años de la burbuja, familias y empresas habían abusado tanto del crédito barato que acumularon un enorme stock de pasivos con la banca. Por el contrario, el sector público, al haberse beneficiado de ingresos fiscales adicionales al calor de la burbuja inmobiliaria, se hallaba en unas ratios harto razonables. Más en particular, la deuda conjunta de familias y empresas llegó a ascender al 215% del PIB frente al 35% en que se ubicaba el stock de deuda pública. En la actualidad, en cambio, estos porcentajes han cambiado radicalmente. La deuda de familias y empresas ha descendido al 133,5% del PIB mientras que la del Estado se ha disparado hasta el 100% del PIB. Lo que era un problema en 2007 –el volumen de pasivos de familias y empresas– ha dejado de serlo hoy, hasta el punto de que el sector privado de nuestro país es uno de los menos endeudados de la Eurozona. En cambio, lo que no era un problema en 2007 –el volumen de pasivos estatales– ha pasado a serlo hoy, hasta el punto de que el sector público de nuestro país es uno de los más endeudados de la Eurozona. No por casualidad, la nueva Comisión Europea acaba de llamarnos nuevamente al orden por nuestro abultado y persistente nivel de endeudamiento público (estamos en el 100% del PIB frente al 60% requerido) mientras que, por el contrario, el endeudamiento familiar y empresarial no genera una inquietud relevante. El sector público ha hablado mucho de austeridad pero la ha practicado poco. En cambio, el sector privado sí ha sido un ejemplo de austeridad aun sin haberla predicado a los cuatro vientos.
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