Opinión

Del derecho y del revés

«Si no podemos procesar a un presidente que ha abusado de su cargo en provecho propio, entonces ya no vivimos en una democracia, sino en una monarquía absoluta o una dictadura». Las palabras anteriores las pronunció el miércoles pasado Steny Hamilton Hoyer, líder demócrata de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Se refería, por supuesto, al «impeachment» de Trump. Pero, por esos maravillosos caprichos de las coincidencias entre sucesos, parecía que las dijera pensando en Puigdemont y la sentencia de Luxemburgo.

Los independentistas, altisonantes y temblorosos como siempre, estaban en ese mismo momento intentando interpretarla públicamente como un tremendo revés o bofetada a la justicia de aquí. Pero el alto tribunal lo único que ha dicho es que Junqueras debería haber podido ir a Bruselas a recoger su acta y luego volver a la cárcel si el Supremo así lo considerara. Establece que el Supremo de aquí debe dictar las medidas oportunas para que se cumplan los pasos necesarios. O sea que, si ha de ir esposado o escoltado por la policía, pues que vaya.

Los separatistas, después de tanto tiempo inflando el pecho patriótico en vano, necesitaban urgentemente algo que llevarse a la boca para contrapesar su triste papel de chantajistas y mercachifles en la negociación de la investidura de Sánchez. Por tanto, ensayaron una enorme gesticulación fraseológica como si la sentencia dijera lo que no dice. Bastaba ver con qué caras aparecieron colocados ante las cámaras la plana mayor de ERC para comentar el fallo. Sin quererlo, parecían una junta militar de la Latinoamérica de los 70. Solo les faltaba las altas gorras de plato. Confundir inmunidad con omnipotencia o con impunidad no es raro en los amigos de los privilegios. Cabe sospechar, sin embargo, que los efectos jurídicos del fallo son más bien nulos,

Si no, si tan importante y vinculante es esa sentencia como pretenden, pues nada, que vuelvan mañana mismo los prófugos tan tranquilamente. La justicia (española y europea) estará encantada de recibirlos, respetando nuestras recomendaciones comunes de ámbito continental, que me temo que serán que se les puede detener sin mayor problema.