Verde que te...

El estribillo de esa canción que causó furor hace unos cuantos años y que reza «verde que te quiero verde» está más de actualidad que nunca en estas semanas finales de 2019. Por si había alguna duda, el vicepresidente y hombre fuerte de la nueva Comisión Europea, el holandés Frans Timmermans, lo dejó claro la semana pasada en una intervención ante la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, cuando dijo que la Política Agraria Común (PAC) deberá estar al servicio del Pacto Verde Europeo, que él mismo había presentado días atrás y que será la espina dorsal del Ejecutivo comunitario en su mandato de cinco años que acaba de comenzar. Estas palabras revisten todavía más importancia si se tiene en cuenta el gran peso político del holandés frente al escaso, siendo generosos, o nulo, siendo más realistas, que tiene, por lo menos en estos momentos, el comisario de Agricultura, el polaco Janusz Wojciechowski.

Tal y como están las cosas en este momento, no es aventurado decir que quien va a mandar en la PAC es Timmermans y es al que se debe prestar atención.

Los agricultores y ganaderos españoles y los que ocupan responsabilidades en el Ministerio de Agricultura deben ser conscientes de ello: tanto de la persona que de verdad parte el bacalao en Bruselas, como de que lo verde, las exigencias medioambientales y la lucha contra el cambio climático van a hipotecar la política agraria del futuro, dejando en un segundo plano los aspectos productivos y en un tercero, siendo optimistas, todo lo relativo a las medidas de gestión de los mercados, a las que no se presta la importancia debida.

El último ejemplo de que las medidas que se aplican no sirven lo padecemos ahora en la crisis de precios en el sector del aceite de oliva español. La actuación de la Comisión Europea y del ministro olivarero español Luis Planas ha llegado tarde y encima mal y de manera insuficiente. En el horizonte, y una vez que pasen las fiestas navideñas, se otean movilizaciones de los olivareros color verde aceituna.