Opinión
En España mandan ERC, ETA y Maduro
La valentía exhibida por Ana Oramas, aun a riesgo de la sanción orgánica que le caerá, es una luz entre tanta oscuridad. La brillante diputada de Coalición Canaria ha dicho «no» donde antes había pronunciado un contundente «me abstengo» al ver el cariz que han tomado los acontecimientos con un presidente del Gobierno aliándose con el partido de ETA (Bildu) y pactando un referéndum y la amnistía con los golpistas. En un gesto churchilliano, prefirió el linchamiento mediático y político del pensamiento único y la venganza de sus conmilitones al deshonor. Pero el rayo de sol que supone Ana Oramas no es consuelo suficiente ante un golpe de Estado encubierto que acaba con la España constitucional, fulmina la división de poderes, blanquea a los asesinos de 856 españoles, expulsa del funcionamiento institucional a la derecha y resquebraja seguramente para siempre la unidad de España. Nuestro tan indocumentado como desahogado Chamberlain, Pedro Sánchez, ha batido todos los récords de ignominia habidos y por haber. Y las consecuencias no se han hecho esperar: su antaño enemigo y ahora tronco del alma Pablo Iglesias amenaza sin rubor a jueces y periodistas, ERC le advierte en plan chulesco y sin cortarse un pelo que es su rehén y él «agradece» encantado de la vida el respaldo pasivo de Bildu a su investidura. Cosas veredes. Todo lo cual demuestra que se repetirá la triste historia de todos los gobiernos de coalición: que manda el pequeño que tiene agarrado al grande por el lugar donde el vientre pierde su casto nombre. Asusta ver al catalán de origen jienense Gabriel Rufián amenazar a Pedro Sánchez en plan matón de bareto de tres al cuarto: «Si no hay mesa [bilateral], no hay legislatura». Acongoja ver al bolivariano Iglesias tildar de «togados y medios reaccionarios» a quienes aplican la ley y a quienes cantamos y contamos sus trapacerías. Y asusta ver a un presidente del Gobierno coquetear en la sede de la soberanía popular con la basura de Bildu que minutos antes ha insultado al Rey. E indigna contemplar a Pedro Sánchez negarse a defender al Jefe del Estado tras los graves insultos proferidos por la amiga de los etarras. Lo anticipé hace varias semanas y, desafortunadamente, no me equivoqué: esto es un proceso revolucionario. Que el calendario de 2020 sea idéntico al de 1936 empieza a no ser una casualidad. Cruzo los dedos para que no lleguemos al enfrentamiento civil.
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