Opinión
¿Destruyó el SMI 45.000 empleos?
De acuerdo con el servicio de estudios del BBVA, la subida del salario mínimo de 2019 impidió la creación de 45.000 empleos. O, dicho de otra forma, si el SMI hubiese permanecido en los niveles de 2018, la economía española habría creado 45.000 puestos de trabajo más. Los analistas del banco llegan a esta conclusión tras observar que aquellos colectivos más afectados por el incremento del SMI –jóvenes, ocupados en sectores con sueldos bajos como comercio u hostelería, o trabajadores de regiones de renta baja como Canarias, Extremadura o Murcia– han experimentado una desaceleración en la creación de empleo, que ha sido superior a la media de la economía, de modo que si esa sobredesaceleración no se hubiera producido, se habrían creado 45.000 empleos más. El análisis del BBVA Research es interesante por cuanto nos recuerda los efectos potencialmente dañinos de incrementar el salario mínimo: que los trabajadores menos cualificados –aquellos que no alcanzan un umbral mínimo de generación de riqueza dentro de una empresa– quedan permanentemente excluidos del mercado laboral. De hecho, la conclusión a la que llega no es desde luego descabellada. Sin embargo, hay que señalar que su análisis está lejos de haber demostrado fehacientemente que el incremento del SMI fue lo que generó el frenazo de la generación de empleo en esos colectivos. A la postre, el estudio se limita a presuponer que esa relación de causalidad existe –esto es, que como el SMI impacta potencialmente en esos colectivos y como, además, hemos observado una desaceleración en ese empleo, entonces el SMI ha causado tal desaceleración–, por lo que otras hipótesis alternativas también serían potencialmente válidas. Por ejemplo, en 2019 la economía española sufrió un importante parón en su ritmo de crecimiento y no sería absurdo pensar que esa ralentización del PIB afectó proporcionalmente más a los colectivos menos cualificados que a los cualificados –en cuyo caso, el factor que explicaría que los anteriores colectivos hayan generado menos empleo que la media de la economía no sería el SMI, sino la desaceleración–. En definitiva, por sugerentes que pueden parecernos las conclusiones del BBVA, en realidad siguen siendo especulativas. Lo cierto es que todavía no contamos con un análisis exhaustivo que estudie desagregadamente
–trabajador por trabajador– cómo le afectó la subida del SMI. Habrá que esperar al documento que está preparando el Banco de España. Lo grave, claro, es que el Gobierno de PSOE-Podemos tampoco cuenta por ahora con ese análisis, de ahí que resulte especialmente irresponsable que, antes de haber evaluado los efectos de una política tan potencialmente arriesgada como el alza del SMI en 2019, se esté planeando incrementarlo de nuevo en 2020.
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