El dinero de la UE

¿Es posible hacer más con menos dinero? A priori parece que no, salvo milagro de por medio. Pues eso es lo que pretenden algunos en la Unión Europea (UE), justo cuando comienza la recta final de la negociación del Marco Presupuestario de la UE 2021-27, proceso en el que la delegación española ha decidido alejarse del eje franco-alemán y adoptar una posición de geometría variable: en unos asuntos estoy con un grupo determinado, mientras que en otros cambio de bando. Claro que eso tiene sus riesgos. De entrada, los Estados miembros quieren, con carácter general, reducir su aportación a las arcas comunitarias en relación con las cifras actuales, y también en comparación con las propuestas que presentó la Comisión Europea en la primavera de 2018. Dicho de otra manera, habría menos dinero para gastar, pero, a pesar de eso, se pretenden mantener las políticas actuales y abarcar nuevas actuaciones en materia de control de fronteras, interior, investigación o defensa, por ejemplo. ¿Es ello posible? Pues la lógica indica que, si no hay más recursos, sino menos, y se quieren ampliar los ámbitos de actuación, no quedará más remedio que recortar las principales partidas presupuestarias actuales, que son las dedicadas a la Política Agraria Común (PAC) y los Fondos Estructurales. España es uno de los países más beneficiados por ambas. A título de ejemplo, recibió en el ejercicio presupuestario 2018 un total de 6.300 y de 4.263 millones de euros respectivamente. Nos jugamos mucho en este envite. Es de esperar que el Gobierno tenga las ideas claras y juegue bien sus cartas.