Opinión

¿Ha elevado el SMI el paro en Andalucía?

El incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) tiende a afectar más intensamente a aquellos trabajadores menos productivos. Al fin y al cabo, el SMI establece un suelo de remuneración a la hora de contratar a un trabajador, de manera que todo ciudadano que genere un valor añadido inferior a la remuneración que la ley establece como mínimamente obligatoria tenderá a quedarse desempleado. Estos efectos, potencialmente devastadores, son fáciles de comprender si nos planteamos qué podría ocurrir si aprobáramos una ley de «ingresos mínimos» para los autónomos, es decir, una ley que establezca que todos aquellos trabajadores por cuenta propia que no alcancen unos determinados ingresos mínimos al mes tienen prohibido seguir desarrollando su actividad profesional. Parece bastante obvio que la consecuencia sería un incremento del desempleo entre los autónomos, especialmente entre aquellos que fueran menos productivos. Pues bien, con el salario mínimo podría suceder algo parecido (aunque no necesariamente idéntico) y, si así fuera, también sucedería especialmente en aquellas regiones o en aquellos sectores menos productivos. En este sentido, que el alza del SMI haya levantado en armas al campo extremeño debería haber constituido una primera señal de alarma de las repercusiones que acaso esté generando este continuado incremento del sueldo mínimo decretado por el Gobierno de coalición PSOE-Podemos. A la postre, eso es lo que cabía esperar que sucediera: que uno de los sectores menos productivos de España, en una de las regiones más pobres del país experimentara dificultades para absorber el alza del SMI y que esas dificultades se manifestaran en forma de menor empleo o de pérdidas para los pequeños empresarios. Pero, más allá de la evidencia, acaso anecdótica, que puedan constituir las protestas de los agricultores, la Junta de Andalucía acaba de publicar un estudio en el que, sin alcanzar una conclusión muy rotunda sobre los efectos del SMI en el sur de España a lo largo de 2019, sí pone de relieve un resultado harto significativo. En particular, las localidades andaluzas más afectadas por la subida del salario mínimo (aquéllas donde el SMI repercutía sobre más del 20% de la población) son las que han perdido más empleo. O por citar las conclusiones del informe de la Junta: «La evidencia apunta que aquellos municipios con mayor especialización en actividades productivas con empleos de retribuciones más bajas, y, por ello, más expuestas al salario mínimo, parecen haber mostrado un peor comportamiento relativo del empleo en 2019 que otros municipios con menor exposición». Un año antes, en 2018, no se observaba esta relación negativa entre la variación del empleo y los municipios de renta baja, de modo que, cabe plantearse cuál ha sido el factor que ha motivado el cambio. Por supuesto, semejante cambio no tendría por qué deberse al aumento del salario mínimo interprofesional, sino que podría venir causado por otras variables (por ejemplo, la desaceleración económica que también experimentamos en 2019), pero como poco debería servir de toque de atención a un Gobierno que sigue enrocado en sus promesas electoralistas y que se despreocupa, por entero, a la hora de analizar los efectos de las políticas que promueve.