Opinión
Imposible traducción
Que en España existe una doble vara de medir según la cual a la izquierda se le consiente y justifica casi todo mientras que a la derecha nada, es una realidad incontestable. La derecha en todas sus vertientes, política, económica, social, cultural, etc. debe pedir perdón continuamente hasta por su existencia, algo que me exime de enumerar la infinidad de ejemplos que sustentan esta afirmación. La cuestión es por qué estamos ante esta situación y cómo hemos contribuido entre todos al estado actual de la misma. La propuesta y casi seguro nombramiento de una hasta ahora ministra de Justicia y diputada no independiente del partido socialista como Fiscal General del Estado, es algo que se enmarca en este escenario, puesto que sólo un estado de situación como el descrito permite tal propuesta. Pensar que una actuación similar se podría llevar a cabo desde el ámbito del centro derecha es sencillamente inimaginable, afortunadamente en este caso. El nombramiento como Fiscal General de los Estados Unidos por parte del presidente Kennedy en favor de su hermano, hoy sería considerado un grave acto de nepotismo difícilmente comprensible en cualquier democracia moderna. Pero al igual que algunos se han tomado al pie de la letra la trama de la película norteamericana «La terminal», también confunden el papel que desarrolla un Fiscal de Estado en Estados Unidos con el previsto en nuestra Constitución para España. El procurador general de los Estados Unidos –United States Attorney General– es la persona responsable del Departamento de Justicia, así como de los asuntos legales y jurídicos del gobierno federal. Se trata de un funcionario jefe del gobierno considerado el principal abogado en el Gobierno Federal norteamericano, y por ello es nominado al puesto por el presidente de los Estados Unidos y ratificado por el Senado de los Estados Unidos, y también por ello, forma parte del gabinete de ministros designados por el presidente. Pues nada, algunos confunden esta figura con nuestra concepción constitucional del Fiscal General del Estado, o mas que confundirlo, sufren una confesada suerte aspiracional para que la figura norteamericana sea traducida por la vía de hecho a nuestro sistema. El poeta Campoamor escribió que «todo es según el color del cristal con que se mira» pero a veces la realidad es incontestable al margen de color del cristal.
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