Opinión

Mangas

A los tiranos, especialmente a los bananeros, nadie sabe porqué, siempre les quedan largas las mangas de la chaqueta. A ellos y a ellas. Quizás por eso sus colegas españoles –que son a la vez hijos y padres ideológicos del neobananerismo del siglo XXI–, decidieron disimular, distanciándose y remangándose la camisa. Al estilo de esos magos que enseñan el antebrazo para que su público crea que no harán trampas (la magia es truco y rapidez, sobre todo). Pero remangarse tampoco logra ocultar los engaños. Los tiranuelos bananeros, incluso los europeos, son mangones. Estos sátrapas, pese a su «banana style», desean parecer honrados, y ahí se les va la mano, porque se ve de lejos que ocultan algo en la manga, como los magos malos que aprovechan y esconden en ella todo tipo de trucos: palomas amaestradas, cuerdas de colores, naipes, serruchos… Los mangones tiranos ocultan cosas aún más espectaculares: millones del narcotráfico, toneladas de oro, cuentas en paraísos offshore, amistades íntimas con terroristas islámicos, asesinatos, torturas… Si bien actúan como si no quisieran enseñar las manos, de modo que se ponen chaquetas pensadas más bien para vestir a Jason Momoa. Incluso los más corpulentos parecen sencilla y patéticamente mayordomos de la familia Adams. Como no se les ven las manos, aparentan que no tuviesen las manos largas. Pero deben tenerlas, porque roban a manos llenas. Por eso se ocupan de que las mangas de la Justicia, con sus puñetas, los encubran y/o absuelvan mientras la parca oposición se distrae con trabalenguas. (La justicia está politizada, quién la despolitizará, el despolitizador que la despolitice, buen despolitizador será. Etc.). Yo, como ellos, me voy a dedicar al mangui desde mi escaño “aforrado” en las Cortes. Me relacionaré internacionalmente, y tal. Y si la cosa se pone rara, y acabo en busca y captura, hago mis 40 maletas y me acerco a Barajas, que es territorio sagrado, algo así como las catedrales de la Edad Media donde se refugiaban hasta los delincuentes… ¡Y a vivir! Aunque me convierta en la protagonista de «La Terminal. Spanish Movie». Que allí tienen Duty Free y me puedo dedicar a ver vídeos de José Luis Corcuera en YouTube con wifi gratis. Que la vida está muy dura y todo es, como diría Trump, «tremendous».