Opinión
Reiniciar
Cuando lo peor de la pandemia pase (y pasará, sin duda, a principios de mayo quizás; según se deduce de los datos que hoy se ofrecen: para entonces habremos dejado atrás lo más difícil y la situación dará un vuelco), entonces habrá que buscar soluciones para paliar en lo posible sus consecuencias. La economía sufrirá, y a ese respecto hay tantas predicciones a medio y largo plazo que la confusión es terrible. Cuanto más se informa una, más incierto parece el panorama. No se puede calibrar el alcance de lo que sucederá porque la realidad y la experiencia demuestran lo inútil y complicado que es hacer profecías, sobre todo en estos tiempos. Sí, ya sé que yo acabo de conjeturar algo: que a principios de mayo comenzaremos el alivio. Pero apunto a un cierto horizonte, sin osar describirlo, sin aventurar cómo será el paisaje que quede después del punto álgido de la pandemia. Y lo hago, sobre todo, porque el ser humano avanza gracias a dos elementos esenciales: el olvido y la esperanza. Si no fuésemos capaces de borrar de la memoria todo aquello que nos hiere de manera traumática, estaríamos imposibilitados para marchar hacia delante. Y si no tuviésemos la ilusión de que podemos hacerlo, nos quedaríamos parados, quietos, estabulados esperando el fin. Por eso, porque todos necesitamos esperanza, confío en que en la primera semana de mayo, algo importante cambiará. Dicho esto, no a humo de pajas, sino porque hay cifras, y experiencias previas, que así lo indican. Cuando pase lo peor —y si no es entonces, lo será luego, porque no hay mal que dure cien años—, ¿qué haremos para restaurar el daño, las heridas? Cabe pensar que quizás podríamos «resetear» el sistema, reiniciarlo en lo posible. Hacer «tabula rasa» de los días álgidos de la enfermedad, del confinamiento y la cuarentena. Tacharlos de la agenda económica, personal, social, sanitaria. Se podrá objetar que esto es sencillamente imposible. La economía de la eurozona, japonizada desde hace tiempo, va a sufrir un mazazo que lo trasformará todo. Aunque el «reset», y la barra libre fiscal, deberían aplicarse a los ciudadanos, además de a los gobiernos. Convendría hacer un paréntesis. Que esta temporada, esta tragedia colectiva, nos enseñe a aprender del pasado, pero luego se quede en el limbo del olvido.
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