Coronavirus

Covid-19: la sociedad y el consenso, árbitros de la reconstrucción

¿Estamos fracasando como sociedad? Todas las críticas a la gestión del Ejecutivo se entienden como un ataque ideológico y no como una necesaria autocrítica. Leía en twitter que: “España representa el 0,6% de la población mundial y ha registrado el 20% de las muertes”. El debate estaba servido. ¿Y por qué? Porque en lugar de analizar el dato, aparecían detractores y simpatizantes del Ejecutivo, como si lo malo fuera el mensajero, y no el mensaje en sí mismo: que si en otros países están peor, que si las cifras no se contabilizan bien, etc.; y es que esa no es la cuestión. La cuestión es que aquí y ahora se ha hecho algo mal, no como deslealtad, sino como una realidad irrefutable, y de simple sentido común. Y así con todo, los discursos políticos no cambian, no se reconocen los errores, no se escucha al contrario.

Están quienes siguen justificando al señor Simón –el que negó la crisis– argumentando que tiene un gran currículum o que lo puso el PP, ¿y qué?; o peor, quienes justifican que el 8-M, ARCO, o las actividades previas al estado de alarma no se cancelaron siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias. Sí, esas autoridades que son las mismas que hoy gestionan la crisis sanitaria, haciéndonos creer como si fueran otras diferentes, para obviar la responsabilidad política. Y esta es precisamente la triste realidad de nuestra sociedad, que es la que está fallando. Fallamos ante el falso relato ideológico, que repetido muchas veces, busca engañar y confrontar a la ciudadanía, en vez de buscar el verdadero bien común al que debería ansiar cualquier gobernante.

El señor Illa, puede que sea un excelente filósofo o que haya sido un buen gestor del municipio de diez mil habitantes del que fue su alcalde; pero carecía de experiencia y gestión en el mundo sanitario, lo que condicionó, su falta de capacidad para dirigir un ministerio como el de Sanidad en una crisis como la actual. Llevaba sólo un mes y medio en el cargo, cuando las circunstancias le desbordaron, desoyó repetidamente las recomendaciones de la OMS al darse los primeros casos en Europa de este virus, en lugar de actuar. Y podría haberlo hecho bien, pero por desgracia no fue así, fueron uno tras otro los desaciertos: desabastecimiento sanitario, tests fallidos, las compras en el extranjero que han tardado semanas en llegar; y todo lo que ya conocemos que es simplemente inaceptable.

Pero hay un atisbo de esperanza. Sánchez en su rueda de prensa ha parafraseado a Kennedy y evocado a Suárez y los “Pactos de la Moncloa”. Ahora sólo falta que él, lo haga realidad, que llame y escuche a la oposición, y lleguen a grandes acuerdos. Sin embargo, es hora de pasar de los discursos a los hechos.

Que por fin, el contrario no sea visto como un adversario político, sino como una oportunidad. Que por una vez sin cálculos partidistas, y mucho menos sectarios, nos centremos entre todos en levantar este gran país. Ya que es mucho más que el Poder lo que está en juego, es nuestro futuro, es nuestra vida, es nuestra libertad.