Opinión

Solo un triste 2%

La propuesta de reforma de la PAC que presentó la Comisión Europea hace ahora dos años se mantiene. En ausencia del comisario de Agricultura, lo dijo la semana pasada el director general de Agricultura del órgano ejecutivo y burocrático de la UE ante el Parlamento Europeo. Bruselas no tiene intención de presentar una nueva propuesta, destacó ante los eurodiputados agrícolas. En su opinión, la que hay encima de la mesa, es perfectamente compatible con las últimas iniciativas presentadas por el Ejecutivo comunitario, en particular con las estrategias «de la granja a la mesa» y «biodiversidad 2030». El austriaco Wolfgang Burtscher dijo que tan solo habría que introducir alguna modificación puntual y que eso puede hacerse a lo largo del proceso de negociación, sin necesidad de revisar la propuesta en su conjunto. En cualquier caso, y esto ya es de cosecha propia, «lo verde» va a estar por encima de lo productivo y de lo estrictamente agrícola. Esa será la primera hipoteca. La segunda hipoteca será el presupuesto del que disponga la PAC. En la propuesta presentada la semana pasada sobre Marco Financiero 2021-27 se plantea un recorte aproximado para los fondos de la PAC del 9% con respecto a las cifras del periodo actual, que está a punto de finalizar. No obstante, la última palabra la tendrán los jefes de Estado y de Gobierno y el Parlamento Europeo, que cuenta con amplios poderes en la negociación del dinero. Por otro lado, el último miércoles se presentó también la propuesta sobre el Instrumento de Recuperación Económica, que estaría dotado, en principio, con 750.000 millones de euros. Sin embargo, de esa cantidad tan solo se destinarían a la PAC 15.000 millones de euros, que irían a parar a la política de desarrollo rural. Supone el 2% de la cifra total. Organizaciones agrarias y cooperativas han rechazado en España y en el resto de la UE, tanto los recortes como lo que califican de «la limosna» de los 15.000 millones, especialmente si se tienen que en cuenta que se trata de un sector estratégico y que la cadena agroalimentaria ha dado «el do de pecho» durante la crisis del coronavirus, garantizando el suministro de alimentos a los habitantes de la Unión Europea.