Opinión

Tópicos, tópicos, tópicos

Verán, aunque a estas alturas de mi vida ya no sepa ni de qué color tengo el pelo, llevo siendo rubia toda la vida. Y tonta, naturalmente. Como todas las rubias. ¿Se ríen? Pues ya saben: las rubias, tontas; los gordos, simpáticos; los altos, torpes; los intelectuales, de izquierda; los catalanes, agarrados; los madrileños, chulos… y los polis (y demás agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado), reaccionarios. Este último tópico, como los otros, es estúpido, pero quizá lo es más utilizarlo en una declaración oficial. ¿O puede que sea, sobre todo, constitutivo de delito hacerlo? Pues debería, si lo dice un ministro y lo acompaña de que esos «elementos reaccionarios» puede que «asuman como propio el discurso al golpe de Estado» que alienta la «derecha política». ¿Acaso tiene pruebas el señor Garzón de una u otra cosa? Si las tiene y no las denuncia, debería soltar de inmediato la cartera. Si no las tiene y las dice, deberían denunciarlo a él y hacerle soltar la cartera también. Que un golpe de Estado es una cosa muy mala no es un tópico, sino una realidad incontestable. Y en España, después de haberlo sufrido, como también una dolorosa guerra civil, lo tenemos claro. Que cualquier persona, pero más si pertenece al Gobierno, acuse a quien sea de algo tan grave, sin tener la certeza y provoque, además, la inquietud de todos los españoles y la violencia de algunos, debería conllevar que fuera juzgada. Por injurias, calumnias e incitación al odio. ¿O acaso es un tópico que dividir España en dos conduce sin remedio a ese enfrentamiento que, salvo algunos tarados o malvados o simplemente idiotas los españoles queremos evitar?