Opinión

Son tiempos de depresión

España y Portugal son los dos países de la OCDE donde más ha crecido el consumo de antidepresivos en la última década. De hecho, los lusos ocupan el tercer puesto del dudoso podio, mientras los españoles están los sextos. Y subiendo

Destaca estos días la Prensa portuguesa que el consumo de antidepresivos en el país se ha triplicado en una década, colocando a Portugal como el tercero en el dudoso podio, sólo por debajo de Islandia y Australia. Nuestros vecinos consumen 95 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, cuando la media de la OCDE es de 60,3. Y se buscan explicaciones, claro, para una deriva de tal magnitud. Hay dos que se complementan. Por un lado, la crisis económica y las dificultades laborales, con caídas del poder adquisitivo de los salarios.

Por otro, la falta en la red sanitaria pública de especialistas en el tratamiento de la salud mental. Tendríamos, pues, a un creciente número de portugueses con problemas económicos, endeudados, y pocos psiquiatras para atenderles, con lo que el recurso de los médicos de cabecera a las pastillas se convierte en el camino más fácil. Los datos se refieren al año 2019, antes de la pandemia de coronavirus, con lo que cabe esperar un rebote al alza del consumo de antidepresivos, porque en Portugal la emergencia sanitaria también ha golpeado el tejido productivo. En España, la situación es similar. De hecho, nuestro país es el segundo de Europa que más ha visto crecer el consumo de antidepresivos.

Si en el año 2000, año optimista de cambio de siglo, los españoles tomábamos 26,5 dosis diarias, en el año 2019, tras los estragos de la crisis, se había incrementado hasta las 80,4 dosis diarias por mil habitantes. Somos los sextos consumidores de la OCDE, a la par que los suecos y por encima de daneses, finlandeses y noruegos, por citar a los paisanos de cuatro países donde no abundan los días de sol. Pero, claro, allí sí disponen de buenos servicios públicos de salud mental y los sueldos no se han despeñado. Si en Portugal, el aumento de las depresiones se atribuye, como hemos dicho, a las penurias económicas y a las desigualdades sociales, en España, los especialistas señalan como principales causas el envejecimiento de la población y la soledad de los viejos. Puede ser, pero tampoco es que, económicamente, las cosas nos vayan mejor que a los hermanos portugueses.