Opinión

Cinco crisis de alarma

España sufrirá de forma paulatina, durante el próximo otoño, hasta cinco crisis de distinta intensidad, que pondrán a prueba la resistencia de la nación más vieja de Europa. A la crisis sanitaria del coronavirus, se va a añadir la crisis económica, la social, la institucional y la tensión territorial. Todo ello mientras el Gobierno de España lo dirige una coalición de partidos de izquierda con propuestas separatistas y populistas, destacando las voces de aquellos que pretenden derribar el llamado «Régimen del 78». La segunda ola del coronavirus continúa imparable en España, el sábado se sumaron 90 muertes y 14.389 contagios, cifra récord desde el fin del estado de alarma, 4.697 casos se han diagnosticado en las últimas 24 horas, teniendo que ser ingresadas 1.299 personas en la última jornada. Desde el inicio de la pandemia, se han registrado, según datos oficiales 640.040 casos y 30.495 fallecimientos en el país. La Covid-19 ya ha dejado más de 930.000 muertes en todo el mundo y ha tenido una letalidad desigual en cada territorio, con Estados Unidos, Brasil e India liderando los países con más fallecidos en términos absolutos. España con 65,17 muertos ocupa el quinto puesto en este triste ranquin. Algo se ha hecho muy mal durante los últimos meses, y su responsabilidad debería recaer exclusivamente en las autoridades que han gestionado los estados de alarma durante la pandemia. Pero en esta crisis sanitaria, el PSOE y sus socios saldrán prácticamente indemnes, puesto que están hábilmente instalados en engrasar su inagotable capacidad propagandística.

Mientras, la presidenta de la Comunidad de Madrid anunció el pasado viernes nuevas restricciones en la movilidad; que tendrán vigencia a partir de mañana, afectando a un millón de madrileños de seis distritos de la capital y once municipios; el presidente del gobierno proponía hábilmente reunirse con ella en la Real Casa de Correos y colaborar en la gobernanza. Sin embargo, al mismo tiempo la oposición socialista y populista se alarmaba ante lo que calificaban de tardía la decisión de la comunidad, a pesar de que Ayuso había escrito hasta en siete ocasiones cartas al presidente Sánchez pidiéndole una reunión bilateral para concretar las medidas a adoptar en la capital, dada su densidad de población y ser el principal nudo de comunicaciones. Pero Ayuso lo tendrá muy difícil en generar un relato de eficacia y buena gobernanza en la gestión de la pandemia y será señalada como la principal responsable del desastre sanitario que se nos viene encima. El objetivo populista y de izquierdas es derribar el gobierno de Madrid, pieza de caza mayor en la instauración de un régimen sin alternancia.

La tormenta perfecta se avecina sin una oposición cohesionada y sin propuestas alternativas, puesto que el PP se verá inmerso en la defensa de sus antiguos líderes acusados de supuestas prácticas corruptas, Ciudadanos haciéndose perdonar la foto de Colón y el populismo de derechas ampliando su base, para regocijo de Pedro Sánchez. España está en manos de hábiles propagandistas guerra civilistas, sin relato creíble e ilusionante ni una sociedad civil que sepa orientarla para salir de una postración.

Tendremos vacuna en breve, lo que generará confianza, pero las otras cuatro crisis serán de gestión mucho más complicada y difícil para Sánchez y sus socios. Incremento del paro, conflictividad social, cuestionamiento del papel de la Monarquía y tensiones territoriales. En febrero habrá elecciones en Cataluña y el riesgo de que los separatistas ganen en votos, por primera vez, es muy alto. Un desastre y cinco crisis de alarma.