Opinión
Subir el salario mínimo no solventa la pobreza
Los defensores de subir el salario mínimo suelen argumentar que lo hacen para combatir la pobreza y las desigualdades. Sólo aumentando lo que cobran los que menos tienen conseguiremos elevar sus estándares de vida y, dado que los empresarios se niegan a aumentar los salarios por su propia voluntad, no queda otra que obligarles a que paguen más a sus empleados. Esta argumentación tiene varios problemas que sería necesario desentrañar. Primero, si el salario mínimo eleva el paro no será cierto que subir el salario mínimo aumenta los ingresos de aquellas personas que menos tienen. Más bien sucedería al revés: que los trabajadores más débiles se quedarán sin ningún ingreso como consecuencia de la elevación del salario mínimo. El Banco de España estimó que 12.000 trabajadores perdieron su empleo en 2017 como consecuencia del alza del SMI, de modo que todos ellos vieron caer sus ingresos de mercado a cero por culpa de haber elevado el salario mínimo. Segundo, no es verdad que los salarios no suban en España salvo cuando lo decrete el legislador: los salarios aumentan en España durante las fases expansivas y se contraen durante las fases recesivas. Sucede que las estadísticas oficiales no recogen adecuadamente este fenómeno por el llamado efecto composición: dado que durante las expansiones no sólo suben los salarios de los trabajadores ya ocupados, sino que también se crea mucho empleo con bajos salarios, los salarios medios de la economía tienden a estancarse; a su vez, durante las recesiones bajan los salarios de los trabajadores que mantiene su empleo, pero al destruirse mucha ocupación con bajos salarios, los salarios medios en las estadísticas no decrecen. Pero una vez filtramos los datos por la variación del volumen de empleo, sí observamos que los salarios de los ciudadanos que permanecen en sus puestos de trabajo suben durante las expansiones y caen durante las recesiones. Y tercera matización, acaso la más esencial, el principal problema de las personas con bajos ingresos en España no son los bajos salarios, sino la baja densidad en el empleo: esto es, el problema no es que cobren lo mínimo por hora trabajada, sino que trabajan muy pocas horas. O bien están en el paro y apenas malviven con alguna prestación estatal o bien trabajan durante muy pocas horas (jornadas a tiempo parcial), con lo que no consiguen suficientes ingresos agregados a final de mes. Ese es el problema que deberíamos estar solucionado urgentemente: cómo reducir el paro y cómo aumentar las horas trabajadas (de aquellos que quieren trabajar durante más horas). En su lugar, estamos debatiendo una política puramente propagandística –subir el salario mínimo– que no redundará significativamente en el bienestar de los que menos tienen y que acaso puede dañarlos todavía más condenándolos al paro o reduciendo forzosamente su jornada laboral.
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