Opinión
Felicitación en Navidad 2020
Feliz
Navidad! Nos felicitamos con gozo y alegría, por una muy buena
noticia: porque, como dirá el ángel a los pobres y sencillos
pastores, marginados, en medio de la noche: "en la ciudad de
David, en Belén, os ha nacido un Salvador, el Señor. Y aquí tenéis
la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en
un pesebre". Un niño es la señal de la buena noticia, de la
salvación, de Dios mismo.
Un
niño que es Dios-con-nosotros es la señal. Un niño inerme, frágil,
la criatura más frágil, débil, vulnerable, que gime y llora al
nacer, necesitado de todo, necesitado de todos, necesitado del amor,
del cariño y del abrazo de una madre, de la mirada protectora y la
defensa del padre; ahí está, el amor grande, inmenso y poderoso,
que se despoja de su rango, se rebaja hasta el punto inconcebible de
hacerse pequeño y pasar por uno de tantos. Ahí está Dios. Dios ha
querido nacer pobre entre los más pobres, sus preferidos. Esa es la
Navidad.
Más allá de la tristeza, la pena, el dolor y la desolación por haber sido aprobada en el Congreso de Diputados la ley reguladora de un derecho inexistente a la eutanasia, y más allá incluso de las grandes y graves preocupaciones y sufrimientos de la pandemia del covid-19 y de las consecuencias que acarrea consigo, más allá de todo eso, os anuncio, queridos valencianos, esta gran noticia: "en la ciudad de Belén ha nacido el Salvador, Jesús. Dios está con los hombres, no abandona a los hombres, Dios nos ama, Dios es amor y no nos deja en la estacada, en esto hemos conocido el amor".
El
mayor servicio y la mejor felicitación que podemos ofrecer a los
demás es llevarles en obras y palabras, y más en las actuales
circunstancias de la pandemia y sus consecuencias y del tremendo
error y pecado grave cometido por el Gobierno y los señores
diputados, la felicitación mejor y más auténticamente navideña es
llevar a todos en obras, gestos v palabras de verdad esta gran
noticia de que Dios nos ama, de que Dios está con nosotros, los
hombres, especialmente los que sufren y están heridos de múltiples
maneras, y la respuesta, la nuestra ha de ser el amor: el amor a Dios
y de unos a otros. Y como prueba y señal, en el Año Jubilar, del
Santo Cáliz la diócesis se deprenderá, se despojará de algunos
bienes patrimoniales preciados, para dárselos a los pobres, Y
vulnerables, y aliviarlos así un poquitín, compartiéndolos con
ellos. Invito a sacerdotes, párrocos, a religiosos y religiosas y a
otros muchos que hagan lo mismo.
La
mejor noticia es el anuncio y el testimonio vivo y verdadero de que
Dios se ha unido sin fisuras a los hombres, a todos sin exclusión
alguna, ha apostado por los hombres, se ha hecho nada menos que
hombre, especialmente está por y con los débiles, vulnerables,
necesitados a los que los señores diputados desprecian con su
aprobación de la ley de eutanasia. Ya no es posible un Dios sin el
hombre, ni un hombre sin Dios, ni un Dios aislado o un hombre aislado
y encerrado en sus egoísmos y seguridades propias: nos ha salvado en
Jesús, el Hijo de María, que nace sin casa en la noche de Belén. Y
es que sin Dios, revelado en la Navidad, ¿dónde vamos?, ¿a la
oscuridad donde no hay luz, y nada ilumina ni siquiera alumbra?
Que
se enteren muchos, que nos enteremos todos: el amor de Dios es más
poderoso y fuerte que nuestras debilidades, mezquindades y nuestros
malos gestos y acciones; ¡no lo vencemos, ni venceremos jamás a
Dios!; su amor que nace inerme nos ha vencido, ha vencido a los que
se creen poderosos y sabios con los criterios del mundo, del maligno,
pero que tendrán que rendir cuentas y se lamentarán en un futuro no
lejano. No cabe el temor ni el miedo, sólo la valentía, la
humildad, la osadía, la alegría, la fe, la acogida, el amor, la
esperanza, la libertad.
En
medio de las tinieblas y de la oscuridad de la noche sombría de
nuestro tiempo brilla la Luz, que alumbra a todo hombre que viene a
este mundo, y quien se abre a esta luz, no caminará ni difundirá
tinieblas, se llamará y será hijo de la Luz, que difunden luz e
iluminan.
Necesitamos
esta sabiduría de Dios que nos enseñe este camino. Para todos pido
a Dios esta sabiduría, que es saborearle a Él, en la noche de
Belén. Necesitamos que esta sabiduría penetre en todo y en todos.
Esta es la sabiduría para que abramos caminos de encuentro con
Dios, entre los hombres, entre los hombres y el Evangelio, caminos de
paz y de justicia, de fraternidad y alegría, de vida, y recorramos
así, juntos, con todos y entre todos, sendas de esperanza, que nos
acerquen a una humanidad nueva hecha de hombres y mujeres nuevos al
servicio de los vulnerables, y de los débiles, una nueva
civilización del amor, una nueva cultura de la vida.
Ayer, día 22 fue el de la lotería, muchos lo aguardaban para recibir con alegría un premio importante. Pero la mejor lotería y el primer premio ya nos ha tocado, nos ha tocado a todos: El primerísimo premio, incomparable, es el Niño Jesús que nació, para todos y por todos, en un establo o cueva de ganado, muy pobre, Hijo de Dios, de la Virgen María, toda santa, llena de gracia. Este es el gran regalo y el mejor y más preciado aguinaldo que viene nada menos que de nuestro Padre Dios, y que todos necesitamos, esperarnos y pedimos, aún los más alejados y menos "allegados" que se sientan tales, pero Él, por el contrario, está muy cercano de todos y aún quiere estar más cercano de los alejados y no "allegados", a los que viene precisamente a buscar y encontrar para hacerlos felices.
FELIZ NAVIDAD! ¡PAZ Y BIEN, GOZO Y ALEGRÍA, FELICIDAD A TODOS Y PARA TODOS. BUENA NOCHE A LAS FAMILIAS, A LOS NIÑOS, A LOS JÓVENES, A LOS ANCIANOS Y A LOS ENFERMOS! ¡SIEMPRE FELIZ NAVIDAD! ¡QUE EL AÑO NUEVO SEA MEJOR QUE EL ACTUAL, LLENO DE ESPERANZA, FE Y AMOR, VIDA Y CONCORDIA PARA TODOS. FELIZ NAVIDAD Y BUEN AÑO NUEVO CON TODO LO MEJOR.
No olvidemos nunca que la
NAVIDAD ES LA TERNURA DE DIOS y la viviremos con verdad.
Antonio Cañizares Llovera es cardenal y arzobispo de Valencia
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