Opinión
No hay nada por lo que brindar
Se acaba el año y nos llega el regalo de los balances políticos. ¿Qué intenta tapar Pablo Iglesias con el debate sobre la República? ¿Los muertos por Covid, los millones de parados, la investigación de sus cuentas, el fracaso de su política social…? Los problemas del Rey Emérito los conoce toda España, y esa misma España, según la encuesta oficial del Gobierno de coalición, asegura que la Monarquía sólo preocupa al 0,3 por ciento. ¿Qué intenta tapar Pedro Sánchez con el informe de los expertos que este martes resumirá los avances del programa de investidura? ¿Los muertos por Covid, los millones de parados, la investigación de las cuentas de su socio, el fracaso de su política social…?
Las notas que conoceremos esta semana están todas falsificadas. Por exceso y por defecto, según quien las escriba. Pero antes de que acabe el actual estado de alarma llegarán las calificaciones de verdad, a medida que se retiren las ayudas, aunque se haga de manera escalonada, como coinciden en advertir el Banco de España, los empresarios, los sindicados y la parte realista del equipo económico del Gobierno.
Hay una degradación sin precedentes de las arcas públicas. El endeudamiento puede acabar este año alrededor del 120 por ciento. Tenemos un nivel de empleo parecido al que existía antes de que estallara la burbuja financiera. Y unos indicadores de desigualdad y unos ingresos medio por persona que deberían sacarnos a todos a la calle bajo una misma pancarta y sin distinción de siglas ideológicas. La elite de nuestra política está llena de malos estudiantes, que falsifican sus notas para ver si cuela. Y lo peor de todo es que muchas veces cuela porque hacemos de padres indulgentes y responsables de las fechorías de sus hijos. Miramos hacia otro lado y justificamos los malos resultados de los nuestros porque llevan nuestra «chaqueta».
Este año los líderes nacionales, salvo alguna excepción, no han estado a la altura de nuestros sufrimientos y de nuestras necesidades. Han seguido siendo hooligans del voto, manipuladores de la realidad y ciegos insensibles. Por eso, esta Nochevieja, yo brindaré con Fito y su «Nada de Nada». «Conozco un perro que no dice mentiras/Hay un juez que está aprendiendo a ladrar/Cuando la boca se te llena de ruido/Luego está condenada a gritar/Mientras todos dicen: «nadie es culpable de nada…». Salud y trabajo para todos.
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