Opinión
Filomena y la subida de la luz
El Gobierno progresista nos obsequia con una histórica subida de la luz
Ha llegado el nuevo año, tan esperado tras el durísimo 2020, y lo hace de la mano de Filomena, el nombre de la sexta borrasca de la temporada tras Álex, Bárbara, Clement, Dora y Ernest. Como corresponde a los actuales tiempos, con estricta alternancia nominal masculina y femenina para cumplir con la imprescindible paridad establecida por la Aemet.
Lo cierto es que Filomena está ya haciendo historia con sus nevadas y temperaturas mínimas en gran parte de España y muchas localidades de la meseta norte, muy especialmente Madrid: calles desiertas en la capital, paralizadas con cadenas obligatorias para circular; Barajas cerrado y camiones atrapados en las colapsadas carreteras de media España, en una nevada más propia de Siberia que de nuestros lares. Los niños encantados ante la mágica atracción que la nieve ejerce, mientras los mayores esquían en la ciudad.
No se recuerda en la historia una borrasca de estas características, ni una epidemia como la actual desde hace cien años, lo que evidencia que no es exagerado calificar estos tiempos de «extraordinarios», desde el punto de vista climático al menos. Si a estos fenómenos atmosféricos le sumamos los políticos que se viven en España y EE.UU., convendremos que 2021 «apunta maneras» en sus escasos diez días de vida. Aquí, tras un año de comunismo, esto parece Moscú: con la población confinada y congelada, el Gobierno progresista nos obsequia con una histórica subida de la luz. Menos mal que el cambio climático nos ha proporcionado un «calentamiento global» con Filomena.
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