Opinión
La cogobernanza nos cuesta vidas
Las energías políticas que deberían ir a luchar contra la pandemia se pierden en debates «chorra», con matiz político o jurídico, pero da igual porque no son sino excusas detrás de lo que se mueve lo único de lo que entienden, el voto. Cuando se habla estos días con alcaldes, consejeros o presidentes autonómicos, algunos de ellos de los que han estado siempre por responsabilidad al lado del Gobierno y enfrentados incluso a la posición más partidista de la dirección nacional de su formación, tomas conciencia de hasta qué punto la cogobernanza «fake» de Pedro Sánchez nos está costando vidas. Así de duro y así de simple. Dejémonos de engaños, de medias verdades o de equilibrios malabaristas con ese argumento de que hay que buscar un punto medio entre la Salud y la Economía.
La cogobernanza para Sánchez consiste en sacudirse la gestión incómoda de la pandemia y que apechuguen los líderes territoriales. Y, luego, si no le gustan las decisiones que quieren tomar aquellos a los que ha cedido la autoridad para hacerlo, las boicotea.
Hay un ministro-candidato de Sanidad que hace «recomendaciones» en una crisis sanitaria de primer nivel. Le pagamos para eso. Pero resulta que al ministro-candidato y al máximo responsable de la Nación le están trasladando sus «delegados» en las comunidades –los presidentes autonómicos tienen poderes de Consejo de Ministros como autoridad delegada por el estado de alarma en vigor– que necesitan más armas para luchar contra la pandemia. Y la respuesta es intentar quemar las espadas de madera que intentan fabricarse a mano, y sobre la marcha, para hacer frente al virus.
Es muy posible, casi seguro, que si Sánchez recibiese en estas horas una llamada de la Lendakaritza con la petición de que les deje activar el confinamiento domiciliario, si no este martes, esta misma semana, habría un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar una modificación del estado de alarma en esa dirección. Ya ocurrió cuando se activó el actual estado de alarma, vigente hasta mayo. Todo depende de quién pida y de quién apriete, incluso cuando las decisiones afectan a la Salud como derecho fundamental. No quisieron ver lo que ocurría en Italia en marzo, y ahora no quieren ver lo que está ocurriendo en el Reino Unido. ¿Por qué será?
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