Opinión
Los validos de la pandemia
En la dirección del PP hay un valido que sigue haciendo de las suyas en plena pandemia. Tiene cabreado a todo el partido. Enreda de manera despótica, hace y deshace, sin que su palabra tenga valor alguno, porque dice y luego hace lo contrario de lo que ha dicho. La pandemia no ha servido para que los partidos se frenen en sus juegos sucios y en sus luchas por el poder y por controlar las organizaciones. Ojo, que quienes juegan a sí no están pensando en el interés general, ni siquiera en el del líder, si no muchas veces en el suyo propio. El cementerio político está lleno de carreras que crecieron vertiginosamente al calor de estos mismos malos procedimientos. No se fían en Galicia. Pone zancadillas en Valencia. En Andalucía lo tiene más difícil porque el poder territorial está unido alrededor del presidente regional. Hablan de él pestes en el entorno de la presidenta madrileña. Y maniobra en Castilla y León en segundos niveles para desgastar al presidente autonómico. Es de suponer que a sabiendas del líder nacional, aunque puede ser que no, pero sí actúa bajo el principio supremo de que el fin, supuestamente ayudar al «número uno», lo justifica todo.Muy parecidas, mediocres, luchas internas y de egos desbordados siguen cociéndose en el PSOE. No cambia nada la ruina sanitaria ni la ruina económica del país. Ni les pesa en la conciencia que la tercera ola nos haya vuelto a arrollar o que la estrategia electoral del PSC esté perjudicando a los españoles que viven en Castilla y León o en Andalucía. El valido de Sánchez lo controla todo. Lo bueno y lo malo. Está en las operaciones políticas, en las operaciones de partido y en las operaciones mediáticas. En Aragón, en Castilla-La Mancha, en Andalucía, qué decir, le tienen más ganas que si fuera Pablo Casado, pero el miedo somete cualquier intento de sublevación. A Inés Arrimadas la han dejado sola con poco más que dos soldados fieles. Y en su círculo, hasta los que parecen validos están moviéndose por si en Cataluña se cuece el desastre. Entonces, a ella no le quedará más que decir: ¿Tú también, Bruto? En Podemos las energías se van a la distracción de si está tan mal como cuentan la relación entre el líder y el (la) valido. Han quedado dos y no hay más, y la imagen del chalet demasiado vacío da mucho que hablar, sobre todo entre la parte morada del Gabinete de coalición. Ahora, póngales nombre y el cuento tendrá su final cerrado.
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