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¿Alguien tiene una respuesta?

Yahoo Respuestas era la reserva del pensamiento mágico, las explicaciones de lo inexplicable, las Grandes Preguntas.

En Twitter no está la gente de verdad, sino sus máscaras de listillo. Lo saben todo, se mofan de los comentarios ajenos, de las faltas de ortografía. Todo lo puntualizan, precisan y sancionan, mimimimi. La gente real estaba en Yahoo Respuestas, el servicio que, es oficial, cerrará dentro de un mes. El lugar adonde uno podía ir y preguntar: «¿La cocaína tiene gluten?» y si es así, saber dónde pillarla de Hacendado. Ese sitio donde se podía ser uno mismo, porque, ¿qué es un hombre sino sus dudas?

No me iría de cañas con nadie de Twitter, pero siento un orgasmo de imaginar una partida de Trivial con los individuos de Yahoo Respuestas. «¿Cómo conseguir un corte de pelo similar al de Joseph Stalin sin mostrarle a la peluquera una foto de Joseph Stalin?», pregunta uno. Ese foro digital era el equivalente a todo lo que usted siempre quiso saber pero nunca se atrevió a preguntar... Y nunca, nunca, jamás, pudo resolver la menor duda que plantease. Una usuaria pidió un resumen de la II Guerra Mundial hace algunos años y le contestaron (abreviado): «ratatatatata, bum, bum, bang, bang, ratatata. Ay, jueputa. Me dieron. Malditos nazis». Un verdadero ágora adonde uno podía recurrir ante las vacaciones de Semana Santa y exclamar: «¿Qué hago en las montañas si en las montañas no hay absolutamente nada?». Temas de género: «¿Mi gatito es gay o qué le pasa?». Preguntas con el aplomo del sentido común: «¿No deberían ser más cortos los espaguetis?» y más de sabores: «¿Por qué no hay nuggets de ternera?».

Yahoo Respuestas era la reserva del pensamiento mágico, las explicaciones de lo inexplicable, las Grandes Preguntas. Y una enorme pérdida de tiempo. «¿Cómo se llama esa canción tocada con trompeta que dice ti ti ti ti ti ti tiiiiiiii ti ti ti ti tiiii?», y aparecían dos espontáneos, ataban cabos y daban con el título. Estrategias: «¿Cómo hacer que tus padres piensen que encontraste un lagarto aunque en realidad lo compraste?». Intrigas: «¿Por qué esta sección huele mucho a sobaco?». A lo mejor piensan que no lo digo en serio y que todo eran chorradas. Y aciertan: «Si pregunto algo serio, ¿tú responderías con seriedad?», preguntó un usuario sin recibir ni una sola contestación digna de considerarse. «¿Cómo saber si alguien te quiere o te ama de verdad?». Respuesta: «Eso del amor es algo que no existe... eso de querer, depende... te quiere... ¿para qué?». Un infinito de dudas, una tras otra, que revelaban que no todo era hermandad del conocimiento: «¿A quién vas a extrañar ahora que cierran Yahoo?». Respuesta: «¿A quién? Insultos, ofensas, desprecios, vacío, ostracismo, burlas grotescas... A absolutamente nadie». Ya, pero a mí me queda un interrogante, y lo formulo: «¿A dónde debo ir si tengo preguntas en el futuro?»: «No lo sé. Solo soy una chica guapa y sexy. Quizás en Tinder».