Mascotas

Los derechos de las mascotas

Está a debate en el Congreso una iniciativa para modificar la legislación aplicable a las cada vez más numerosas mascotas –con indefinición todavía respecto a qué animales lo son, para que dejen de ser consideradas simplemente bienes muebles o cosas.

Para ello sin duda ha sido determinante la evolución de la opinión pública al respecto, del mismo modo que –salvando las distancias– se han ido produciendo cambios históricos en los ordenamientos respecto al mismo ser humano. El racismo o la esclavitud son ejemplos de realidades que han requerido del paso de siglos para ser abolidas. También el reconocimiento de la igualdad formal de la mujer que, aunque aún está atrasado en no pocos países musulmanes, en occidente hace tiempo que se alcanzó, desviándose incluso en un igualitarismo feminista que confunde la igualdad con la identidad.

Ahora la legislación avanza en el reconocimiento de los animales de compañía o mascotas como «seres vivos dotados de sensibilidad», lo que resulta evidente para cualquier poseedor de perro o gato, por ejemplo. De otros animales habrá que ser más casuístico y reservado. El fin del maltrato animal es también una conquista de nuestra civilización, que deberá mirarse en el espejo del aborto para asumir la contradicción de repudiar el daño animal y mantener el aborto como un presunto derecho de la mujer a decidir sobre lo que no es su cuerpo, sino otro ser humano en gestación, habitando en su seno.