Opinión

Mi vacunación en el Isabel Zendal

No es un hangar, una nave o un lazareto. Es un gran hospital de emergencias

Este viernes me vacunaron en el hospital de emergencias enfermera Isabel Zendal. La experiencia en todos los sentidos no ha podido ser mejor y quiero aprovechar la oportunidad para animar a todo el mundo a vacunarse. No hay que tener ningún temor. Hacía tiempo que quería conocer este centro sanitario construido con motivo de la pandemia y que ha sido objeto de unas críticas infundadas e inconsistentes. Es una consecuencia de esa estrategia del todo vale en política. Hace semanas que se están vacunando las personas comprendidas en mi tramo de edad y he de reconocer que estaba ansioso de recibir el mensaje para acudir. Y así fue. El texto me hizo muy feliz: «C. Madrid. Francisco tiene cita para vacuna covid-19. Compruebe y confirme su cita» remitiendo a un enlace. Me tocaba el 23 de abril a las 12:30 y pedía que acudiera «con un máximo de 15 minutos de antelación para evitar esperas». Esto era muy importante, porque las colas que se utilizaron políticamente fue la consecuencia, algo muy español, de no seguir las instrucciones y acudir una o dos horas antes «por si acaso».

A un alemán le convocan a las 12:15 y no llega ni antes ni después. Don Juan decía que la puntualidad es cortesía de reyes y tenía razón. Cuando se publicó la polémica de las colas pedí a mi equipo que investigara qué había sucedido y la realidad es que no se atendía la petición de la autoridad sanitaria. Por tanto, llegue a la hora que me habían citado. No había ninguna cola. Entré por la puerta principal del acceso norte pabellón 3, por donde entran todos los convocados, y nos iban repartiendo con gran velocidad a los distintos puntos de vacunación. La enfermera me informó con amabilidad y empatía, como siempre me ha sucedido desde que tengo uso de razón. Es una muestra del excelente nivel de los sanitarios españoles. En cinco minutos, aproximadamente, había cumplido el feliz trámite y me habían puesto la de Astra Zeneca. En mi condición de periodista solicité visitarlo. Era algo improvisado, que siempre es lo más útil, y quedé encantado. Ahora estoy convencido de que las críticas vienen de los que no conocen el Zendal o buscan rédito político. Nadie que haya sido vacunado o hospitalizado puede poner una pega. No es un hangar, una nave o un lazareto. Es un gran hospital de emergencias, con un personal magnífico y un orgullo para la sanidad pública.