Opinión

Hartazgo generalizado

El Covid y sus cifras, Florentino y su super-mega liga, las elecciones y sus torpes candidatos que van desde el titubeo imposible del bueno de Gabilondo hasta las gafas gratis y los empastes del chepas, pasando por los menas de Monasterio, la afabilidad de Edmundo Bal (¿o es Dantés, como el conde de Montecristo?), la sabiondez de la de Mas Madrid (que es médica y tiene tres críos, según autopresentación en el debate del miércoles) y el rouge de Ayuso con su sonrisa de Mona Lisa. Todo me agota, pero también todo me entretiene. ¿Qué sería de nosotros sin este barullo generalizado? ¿Qué sería de niña Isabel (Ayuso) sin las bofetadas verbales que le asestó al del moño para regocijo de los televidentes? ¡Qué gusto daba ver ese ring, con Iglesias siempre besando la lona! Entre tanto los demás asistían al espectáculo casi como convidados de piedra, si bien el pobre Gabi intentaba meter baza con tanta pobreza verbal como de propuestas. Soy honesta: no puedo ni quiero ocultar que me dormí porque el odio que se destilaba resultaba entre ingenuo y atenazador.

He leído en la prensa que al mismo tiempo y en otra cadena Roci-ito ganó en audiencia a los políticos continuando en sus lacrimógenos avatares, pasando del fucsia exhibido en la anterior entrega y con pelo color tomate, al azul Klein muy favorecedor y menos estridente, con el pelo matizado en un caoba un poco más razonable aunque igual de imposible y poco creíble. Son los temas del momento que empachan tanto como el merengue, pero no hay otra cosa.

Luego está lo de la activista Greta Thunberg que ahora va y nos sorprende con un ultimátum al planeta Tierra, diciendo que o se produce una distribución equitativa de las vacunas en el mundo o no irá a la conferencia climática que se va a celebrar en Glasgow. Me imagino que los participantes en esta reunión sentirán un gran alivio al prescindir de la joven pelma que no hace más que aburrir y acaparar protagonismo. Por cierto que ha surgido otra parecida de origen mexicano llamada Xiye Bastida que lleva el mismo camino que Greta, que vive en Nueva York donde comenzó hace unos años a organizar marchas semanales en la Gran Manzana dentro del movimiento “Fridays For Future” y que exige mayores compromisos sobre reducción de emisiones. La joven pidió a los líderes mundiales que se comprometan a “llegar a las cero emisiones para 2030, no para 2050” y no es que al común de los mortales nos falten ganas para alcanzar esa meta: nos falta dinero. Todo es siempre cuestión de dinero, pero quienes se proclaman salvadores del mundo parecen no percatarse. El otro día en Espejo Público una señora de 101 años, mucho más lúcida que los que allí estábamos sentados, pedía más investigación científica y más inversión para ello pero, claro, nos falta cultura de mecenazgo y nos sobran políticos zoquetes y prescindibles cuyos sueldos en conjunto podrían ir directamente al trabajo de quienes vienen empleando su vida en la salud de todos. He leído que son jubilados quienes están dirigiendo programas de ciencia para sacar la vacuna Covid española. Sus ingresos proceden de su pensión de la Seguridad Social. Ahí dejo eso.

CODA. Monasterio se equivocó en su rifirafe con Iglesias en la Ser, si bien todos tenemos serias dudas de las balas que este último asegura haber recibido. Vox no tiene ínfulas agresivas cosa que no puede decir el podemita, quien no condenó las pedradas a los de Abascal en Vallecas o en Navalcarnero. En todo caso, como comentaba a mi consorte ayer por la tarde, mientras paseábamos plácidamente por las calles de Madrid, ya está todo el pescado vendido y envuelto en papel de periódico, como cuando yo era pequeña.