Periodismo

Los periodistas y sus preguntas

«Pocas veces como ahora, el periodismo ha sido sometido a tal grado de acoso»

La autobautizada nueva política, que apareció con gran efervescencia hace unos años y que tantos beneficios nos prometía, ha tenido un efecto colateral inesperado. Consiste en colocar a los medios y a los periodistas en el centro de su batalla. Y, a menudo, directamente en el centro de la diana a la que disparar.

Tienen los informadores, por definición, la obligación de informar. Y esa tarea se realiza mediante el antiguo método, tan humano, de hacer preguntas. En otros tiempos, los dirigentes políticos asumían que entre sus labores cotidianas estaba la de soportar la siempre incómoda presencia de periodistas que tendían a hacer preguntan embarazosas y hasta desagradables. Pero se entendía que era parte de su trabajo: del trabajo del periodista y del trabajo del político.

Ahora, en los tiempos modernos, cuando un periodista hace una pregunta que desasosiega a un político, puede ocurrir que la respuesta consista en decir que no va a contestar, porque un día decidió que nunca más respondería a preguntas de ese tipo. Y puede ocurrir, también, que la comparecencia de prensa se realice con público y algunas personas –hinchas del partido– reprochen con malos modos la labor de los informadores, porque no preguntan lo que la clac considera que hay que preguntar.

Otro modelo, algo más sofisticado y tecnológico, es la jauría tuitera. Hay partidos que funcionan con un modelo castrense y sus guerrilleros en las redes sociales actúan al unísono en cuanto el líder o el sublíder llama a las armas.

Pocas veces como ahora, el periodismo dedicado a relatar el día a día de la política ha sido sometido a tal grado de acoso. Y nunca antes, tantos políticos y tantos hooligans de esos políticos han pretendido estar mucho mejor preparados que los periodistas para pontificar sobre qué se debe preguntar, cómo hay que preguntarlo, qué preguntas es obligado evitar, qué noticias hay que contar, de qué forma deben ser contadas y comentadas, y cuáles es necesario ignorar como si no hubieran ocurrido.

Pero, pierdan toda esperanza. Los periodistas seguirán preguntando, contando e ignorando aquello que consideren conveniente. En eso también consiste la democracia.