Política

Qué hablen todos los españoles

Hoy se manifestarán en la Plaza de Colón de Madrid miles de ciudadanos españoles, convocados por el movimiento cívico Unión 78, en contra de los indultos que el Gobierno ha anunciado aplicar a los condenados por sedición por el golpe contra la legalidad democrática en el otoño de 2017. Aunque parezca innecesario, hay que decir en primer lugar que expresar la opinión en la calle es un derecho de todos. De todos. No es un patrimonio de la izquierda, que parece que sólo respeta lo que ella convoca y desprecia la de sus adversarios políticos, siempre que estos sean de la derecha o, sin entrar en matices, los que no están en sus parámetros ideológicos. La manifestación de hoy fue repudiada desde el primer momento en que fue convocada y tratada poco menos que como las expresión de una España intolerante contraria al diálogo –en general–, incapaz de entender el giro copernicano que Pedro Sánchez iba a dar al «problema catalán» o, cegada por una cerrazón, contraria a normalizar dicho conflicto. El nacionalismo catalán se ha manifestado innumerables veces –incluso se apropió de la calle–, disponiendo de medios públicos incuantificables, y lo pudieron hacer siguiendo el mismo derecho de manifestación. Pues ese principio debería aplicarse también a los que hoy acudan a la plaza de Colón: se puede estar a favor de los indultos, de la misma manera que en contra, sin que éstos deben ser criminalizados. Pedro Sánchez cometió el error de marcar un terreno político muy estrecho diciendo que los que estaban en contra eran partidarios de la revancha, algo de lo que no sólo no se ha desdicho, sino que ha insistido. Sabemos por experiencia que así ha delimitado la trinchera, pero no favorece en nada para convencer al mayor número de ciudadanos. Dado que es un tema que genera posiciones enfrentadas, el Gobierno no debe forzar el choque.

Ahí están los datos: un 49,5% apoya la manifestación de hoy frente a un 41,2%, según una encuesta de NC Report. Es decir, Sánchez tiene una larga tarea pedagógica por delante para explicar y convencer al mayor número de españoles sobre por qué la medida del indulto es la más acertada y sólo la guía el «interés general». Es más, en el electorado socialista, la división persiste, aunque es más favorable al Gobierno: un 48,6% no apoya la concentración de Colón, frente al un 35,7% que es favorable. Es un tema demasiado importante para tratarlo desde la propaganda política: hay que poner razones encima de la mesa.