Política
Desafección juvenil
Los episodios de rebeldía de los jóvenes confinados en un hotel en Mallorca son sorprendentes e injustificables. Mucho más inexplicables porque algunos de los rebeldes contaron mucho antes de que llegara la autorización judicial de salida, con el aval y la comprensión de sus padres. Tratándose de un viaje de final de curso es lógico que los jóvenes estén contrariados por tener que encerrarse en un hotel, en lugar de disfrutar de la libertad y el merecido descanso en compañía de sus compañeros. Pero resulta sorprende que algunos de los confinados no hayan entendido que el virus sigue entre nosotros, que ellos mismos pueden ser víctimas y transmisores, y que después de todas las muertes y el sufrimiento que ha causado, más vale ser prudente y acatar las indicaciones de las autoridades sanitarias.
Pero más allá de esta anécdota puntual de minoritaria rebeldía, cabría hacer una reflexión sobre un sentimiento que se puede estar extendiendo entre la juventud española. Según algunas encuestas, los jóvenes tienen la percepción de que ellos han sido el colectivo más afectado por las restricciones a la movilidad. Cree nuestra juventud que su vida cotidiana se ha visto gravemente afectada por el Covid, aunque evidentemente hayan sido sus abuelos los más perjudicados directamente por la enfermedad.
Esa imagen que tiene la juventud de si misma genera una actitud de desafección y agravio respecto al resto de la sociedad. Ayer, sindicatos, patronal y gobierno firmaron un importante acuerdo para garantizar el poder adquisitivo de las pensiones a cambio de alargar la edad real de la jubilación y acercarla a la edad legal. El acuerdo es muy positivo y necesario, y da una merecida tranquilidad y seguridad a los más mayores. Pero sería muy conveniente que el gobierno de España y los gobiernos autonómicos, con competencias todos ellos en la materia, fuesen conscientes de la imperiosa urgencia de desarrollar políticas para que los más jóvenes no se sienten discriminados por las políticas públicas frente a los más mayores. La solidaridad intergeneracional debe asentarse en el sentimiento de que todos hacen esfuerzos justos y proporcionales a su situación y condición. De lo contrario, en este escenario post Covid y también como consecuencia de los vertiginosos cambios tecnológicos y del mundo laboral, una parte de la juventud se sentirá discriminada frente al resto de la sociedad, generando una desafección que resquebraja la cohesión social.
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