Opinión
El cuaderno de Chapu Apaolaza: Conde-Pumpido y el polvo del camino
Notas del 16 de julio: riada, atasco y calor. Pedro Sánchez ha cerrado la agenda de su viaje a Estados Unidos de la semana que viene, pero no verá a Biden. El día del paseíllo en la cumbre de la OTAN, quedaron en verse pronto para hablar, pero en Washington y en Madrid, cuando te dicen “Tenemos que vernos un día de estos”, significa que no os vais a encontrar en los próximos quince años. Sánchez no irá a la Casa Blanca a ver a Biden pero viajará a Hollywood y se encontrará con la gente de Netflix, que es el universo natural de los políticos españoles. El libro de Sánchez dio mucho juego; veremos cómo funciona la serie.
El Gobierno le está dando fuerte al Constitucional. Creen que hay que renovar el tribunal porque es su hora y porque tumbó el estado de alarma con seis votos contra cinco. Si lo hubieran ratificado con cinco contra seis no habría que renovarlo tanto. La justicia es el pelele al que le llueven todos los golpes. El juego es sencillo: si le da la razón al Gobierno, se fortalece al Gobierno y si no, se debilita a la justicia dejando caer que son una cuadrilla de vampiros fachas y trasnochados. Entre la argumentación de los indultos, la matraca de la desjudicialización de Cataluña y lo del Tribunal de Cuentas, llevan a los jueces como geisha por arrozal. Resulta pernicioso este argumento de que los magistrados fallan mal porque los puso el PP, pues incluye la noción inquietante de que tarde o temprano, el Gobierno vendrá a poner unos jueces que fallen bien.
Si no estamos ante una voladura, se le parece. Dicen que en lo del estado de alarma, Cándido Conde-Pumpido hace un voto particular tan particular que asegura que sus compañeros se comportan como juristas de salón. Ay, Cándido Conde-Pumpido, tan cándido, tan Conde y tan Pumpido, dicho esto con cariño y con admiración, pues me aterran los grilletes y porque me gusta su nombre que es casi un nombre orquesta, tan aliterativo que se pronuncia con bombo, caja y platillo. Don Cándido Conde-Pumpido se hartó de estudiar y de ahí vienen mis respetos, señoría. Pero yo creo que en este país tiene uno más probabilidades de llegar alto llamándose Cándido Conde-Pumpido que llamándose Juan Pérez, porque uno escucha su nombre y se pregunta qué ritmo es Cándido Conde-Pumpido y creo que es ‘Smell like a teen spirit’ de Nirvana.
A mí lo del voto particular me suena a cuando Su Señoría dijo que las togas tenían que “mancharse del polvo del camino”. Igual quería decir que los tribunales tenían que abandonar su limpieza de vez en cuando para no impedir avanzar al Gobierno, o quizás sean cosas mías.
También dijo Ábalos que el Tribunal de Cuentas ponía piedras en el camino. Mucho camino veo yo ahí, p’arriba y p’abajo mi Españita arriera y polvorienta -¿Cuándo llegamos?— Ya no sabe uno si estamos en un Estado del Derecho o en la romería del Rocío, bueyes, flauta, tamboril y las togas de lunares. Ya lo cantaba la sevillana: “Del polvo del camino tengo yo la boca seca”..
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