Afganistán
The afghans
Avanza una marabunta que amenaza los paradigmas civilizatorios
El arrollador avance talibán en Afganistán sirve para tasar los despropósitos de ciertos analistas. Más preocupados por su agenda portátil que por la defensa de los derechos humanos sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Resulta aterradora la situación de las mujeres. Aunque tampoco luce mejor la prognosis de los homosexuales, los agnósticos y los ateos, los cristianos, los musulmanes chiitas e incluso los musulmanes moderados, por no hablar de los profesores de ciencias naturales, los filósofos, los físicos, los periodistas, los músicos de rock, los librepensadores de cualquier condición o, en fin, los niños, varones, igualmente obligados a crecer en un país sumido en la barbarie. Lean esto de una periodista de El País: «”Los afganos tienen que luchar por sí mismos”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hace pocos días. ¿Y las afganas?». Por supuesto Biden no dijo «los afganos» sino «the afghans», por aquello de que en inglés no existe el género gramatical. No es mucho mejor un manifiesto que exhorta al presidente del gobierno de España a intervenir en atención a la catástrofe de las mujeres. Cierto, los talibanes son particularmente sádicos con ellas. Pero tampoco prodigan los mimos a cualquiera que discuta sus momificados preceptos y su férrea cosmovisión. Por los desiertos y montañas de Afganistán avanza una marabunta que amenaza los paradigmas civilizatorios. Un río primitivo con la modernidad en el punto de mira. Circunscribir la catástrofe afgana a una cuestión machista jibariza el perímetro de la tragedia, parcelando la catástrofe. Otro día hablamos de las soluciones que defienden. Entre el asociacionismo concienciado y la sororidad muy fuerte. Todas y todos indignadísimos y apretando los puños y sin considerar que a lo mejor, eh, las mujeres y los hombres libres de Afganistán han disfrutado de unas precarias pero indispensables libertades gracias a la intervención estadounidense. Supongo que, antes o después, abocada al crepúsculo. Igual que antes la ocupación soviética. Lo único seguro es que sin los marine aguarda un hundimiento incluso más rápido de lo estipulado por los dioses más crueles.
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