Delitos de odio
Los delitos de odio
«¿Por qué no se respeta la diversidad? ¿Cuál es la razón que hace que masas o grupos actúen de esta forma?»
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La lucha contra los delitos de odio es algo que nos afecta profundamente a todos. El objetivo es erradicarlos, pero desgraciadamente no vivimos en una sociedad perfecta y existen en los países más avanzados y solidarios del mundo. España es uno de ellos, pero hay personas que desatan su odio irracional con una violencia que causa enorme preocupación. A pesar de ello, no es bueno ofrecer una imagen distorsionada ante sucesos repugnantes y deleznables, porque son aislados y no nos definen como sociedad. Hace poco recordábamos el triste aniversario de la brutal violencia desatada en Estados Unidos hace cien años en Tulsa (Oklahoma) contra la población de color con el balance de alrededor de 300 asesinatos. Los disturbios raciales que se vivieron fueron sobrecogedores. Fue una masacre impresionante que quedó impune. Los residentes blancos atacaron a ciudadanos negros del distrito de Greenwood y destruyeron 35 manzanas de edificios. La devastación fue absoluta arrasando sistemáticamente viviendas y comercios que, además, fueron saqueados. Es una muestra terrible del odio. Hay tantos casos a lo largo de la Historia, pero también en nuestros días, que nos muestran la peor cara de la Humanidad.
Los colectivos atacados son muy variados y las razones de ese odio son inexplicables. ¿Por qué no se respeta la diversidad? ¿Cuál es la razón que hace que masas o grupos actúen de esta forma? No es una cuestión de incultura o formación deficiente, porque hay odio que surge de grupos con elevada preparación. Dos de los colectivos que sufren ese odio son el LGTBIQ+ y las mujeres, pero también los judíos. La homofobia, el racismo o el machismo me resultan comportamientos terribles, pero siguen existiendo, aunque quiero insistir en que no están generalizados. Nuestra sociedad los rechaza frontalmente y, dicho con respeto y prudencia, no es algo generalizado. Hay un aspecto que sigue existiendo y es lo que se conoce como micromachismos, a veces imperceptibles o inconscientes, pero no por ello menos reprobables. Está muy bien que el Gobierno se movilice contra la homofobia y Sánchez convoque una reunión urgente de la comisión de expertos ante el aumento de la violencia contra este colectivo. Hay que criticar cuando las cosas se hacen mal o se cometen errores, pero en esta cuestión hay que destacar la celeridad con que se actúa.
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