Carles Puigdemont
¡Enhorabuena, «Puchi»!
Si finalmente hay Justicia, el sedicioso del flequillo regresará a España en unos días
España se ha convertido en una farsa, si no en una opereta bufa. Escuchando ayer a comentaristas, leyendo a editorialistas e interpretando a algunos políticos parecería que la detención del delincuente Puigdemont, alias Puchi, representa «una victoria del Estado de Derecho». Por cierto: la misma burra que nos vendieron cuando detuvieron, procesaron y posteriormente sentenciaron a los 12 golpistas que, encabezados por Junqueras, no se habían fugado de España. Huidos de la Justicia se encuentran en estos momentos no sólo el caradura de Puchi, que vive a cuerpo de rey en su pedazo de mansión de Waterloo, sino los otros seis tejeritos que más explicable que inexplicablemente escaparon a la acción de la Justicia tras la proclamación de independencia. Luego Bélgica y Alemania hicieron el resto del trabajo sucio en pos del mal al negarse a cumplir la euroorden y, consecuentemente, a tramitar la petición de auxilio judicial de un socio comunitario. Nos trataron como si fuéramos la España de la dictadura, como si Franco siguiera vivito y coleando, cosa que tampoco es de extrañar teniendo en cuenta el tiempo del debate público que la izquierda patria dedica a hablar de un sujeto fallecido hace 45 años. Lo peor de todo es que el desprecio de nuestros teóricos socios se consumó con la pasividad de un Rajoy que ponía la otra mejilla día sí, día también. No hubo vendetta. Eso se lo hacen a Alemania o Francia y el protagonista del feo se entera de lo que vale un peine aplicando esa por otra parte práctica enseñanza del «ojo por ojo, diente por diente» de La Ley del Talión. Vamos a ver si efectivamente el pájaro vuelve a casa o no porque técnicamente es discutible. El extraordinario Pablo Llarena, instructor del 1-O, sostiene que la orden de detención y entrega continúa activa, entre otras razones porque el Parlamento Europeo levantó la inmunidad al ex president de la Generalitat. El problema es que los tribunales europeos han emitido pronunciamientos contradictorios sobre la vigencia o no de la euroorden. Si finalmente hay Justicia, el sedicioso del flequillo regresará a España en unos días. Y, en contra de lo que nos parezca a vuela pluma, lo cierto es que será la mejor noticia para un maleante que va para cuatro años que reside fuera de España, lejos de esa Amer que le vio nacer hace 58 años. Los precedentes hacen presagiar lo peor para los que amamos la igualdad de todos los ciudadanos ante Doña Justicia, para quienes defendemos a cara de perro el Estado de Derecho y para los que sostenemos que sin ley no hay democracia. Por mucho que los decentes fiscales del Tribunal Supremo insten el encarcelamiento del pájaro, por mucho que más tarde reclamen su procesamiento, por mucho que Llarena lo siente en el banquillo y por mucho que Marchena lo condene, dará igual porque luego llegará el tío Pedro con las rebajas y lo indultará. Eso en el supuesto de que el caso llegue a Sala porque, con un par, el ex ministro Campo sugirió hace meses que se puede otorgar el indulto antes incluso de la condena, apelando implícitamente al precedente de la Justicia franquista con los protagonistas del sonadísimo caso Sofico. Yo, por si acaso, me anticipo a los acontecimientos y felicito al golpista. ¡Enhorabuena, Puchi! Qué asco todo.
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