Opinión

Sánchez y la marginación de Madrid

Una buena idea sería un gobierno itinerante que estuviera un mes en cada comunidad y en Ceuta y Melilla

Los actos políticos sirven para ofrecer titulares a los medios de comunicación y subir la moral de los simpatizantes. Sánchez tuvo uno en León dentro de su periplo destinado a repartir millones y promesas. La última ocurrencia es trocear las instituciones que están en Madrid para repartirlas por España. Con ello profundizaremos en el esperpento nacional para que cada lendakari tenga su juguete. Hasta el Kichi se ha pedido un regalito para Cádiz, ya que allí se elaboró la sobrevalorada Constitución de 1812, y se ha pedido el Tribunal Constitucional. No es mal lugar para la jubilación de prestigiosos juristas. Una buena idea sería un gobierno itinerante que estuviera un mes en cada comunidad y en Ceuta y Melilla, que son ciudades autónomas, una semana. Esto sería muy bueno para el sector hotelero e inmobiliario. No estaría mal que cada comunidad tuviera un ministerio. En el caso de Exteriores lo podemos poner al lado de Gibraltar y construimos un rascacielos con muchos pisos para incordiar a su ministro principal, Fabian Picardo.

Una medida muy acertada, que seguro complacería a sus socios de Podemos y sus aliados independentistas y bilduetarras, es dejar la jefatura del Estado en Madrid y trasladar la presidencia del Gobierno a Toledo. Es algo similar a lo que sucedió en Japón hasta la era Meiji. El shogun era quien tenía el poder y su castillo estaba en Edo (Tokio) mientras que el emperador, que no pintaba nada, languidecía como símbolo místico en su palacio de Kioto. La corte imperial se encontraba en esa ciudad, pero los Tokugawa eran los gobernantes efectivos desde Edo. La Revolución Meiji puso fin a esta curiosa situación acabando con el shogunato y el emperador se trasladó a Tokio que era la auténtica capital. Madrid merece la humillación de ser troceada, porque es un bastión del centro derecha y además tiene demasiadas instituciones. Hay que avanzar a una España más descentralizada. Los senadores, que son los que mejor viven, podrían ir a Canarias o Baleares que hay muy buen clima. El Congreso se puede quedar, de momento, en Madrid, porque hay que dejarle algo. Al País Vasco y Cataluña, todo lo que sea ganar más pasta que es lo que históricamente más les ha gustado. En cualquier caso, un ministerio por comunidad es lo mejor.