Política
El PSOE de Sánchez
Todo se organizó para consagrar su liderazgo y el partido es una pieza fundamental en su proyecto
Al final se ha cumplido todo según el guion previsto, algo que no debe sorprender a nadie que conozca a Sánchez. La vieja guardia del PSOE, incluida la que le acompañó en la travesía del desierto, ha sido laminada sin contemplaciones. La intervención de Felipe González fue patética, aburrida e intrascendente. Fue la constatación irreversible de su condición de jarrón chino, cuya opinión no despierta interés en los militantes o en el inquilino de La Moncloa.
Es algo lógico porque está disociado de la militancia, es más un burgués acomodado de calle Serrano, y, sobre todo, intentó varias veces acabar con Sánchez. Algunos dirigentes se habían convertido en un lastre y el líder socialista ha prescindido de ellos. Los caídos de la ejecutiva han acabado en la papelera de la Historia y los que continúan o acaban de llegar son de absoluta fidelidad.
Es gente nueva que le debe su carrera. Este es un indudable acierto, porque a los caídos ya les pagó su deuda mientras que los nuevos representan la etapa que quiere abrir con la vista puesta en las próximas elecciones generales.
La propia escenografía del Congreso fue impecable. Nada que ver con el pasado. Es la modernidad en vena para mostrar ese nuevo PSOE de Sánchez donde la imagen es fundamental y todo gira alrededor del líder. Es un terreno en el que se siente muy cómodo, porque fue un Congreso a mayor gloria de su proyecto.
Al final dejó a Lastra, pero con un cargo vacío de contenido y sabiendo que toda la organización tiene a Bolaños, que es el auténtico poder en la sombra, como vicario del presidente del Gobierno. Es una estructura acertada, porque pone punto final a cualquier atisbo de disidencia, discrepancia o reinos de taifas. Es bueno recordar que lo pasó muy mal y aprendió qué errores no podía cometer.
Los que no supieron entender el profundo cambio que se estaba viviendo se han quedado por el camino. Este Congreso es una consecuencia de las primarias, porque el ganador se lo queda todo. Es la legitimación que surge de unas bases que están claramente al lado de Sánchez, como se vio con el informe de gestión y el desarrollo del cónclave. Todo se organizó para consagrar su liderazgo y el partido es una pieza fundamental en su proyecto.
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