Política

¿Adelanto electoral? ¿Ya?

«El rumor de que en Moncloa ya otean el calendario convierte la segunda mitad de la legislatura en precampaña electoral»

Nos ha contado Carmen Morodo en La Razón que en Moncloa han entrado en fase cabalística con el calendario: empieza el trabajo de los chamanes con las fechas. Acabamos de superar el ecuador de la legislatura y, como consecuencia, aún deberían faltar dos años para las elecciones generales. Sin embargo, los prestidigitadores que rodean al presidente ya especulan con el día adecuado para convocarnos a las urnas, por si acaso.

Es una realidad que en la mayoría de los países de nuestro entorno europeo rige esta fórmula por la cual la competencia para convocar elecciones la tiene el primer ministro (salvo en casos como los de Portugal o Italia, donde quien decide es el presidente de la República). Esta potestad otorga al jefe de Gobierno la ventaja política de gestionar los tiempos en su propio beneficio, aunque la historia está llena de ejemplos en los que el beneficiario adelantó las elecciones tratando de dejar en fuera de juego a sus rivales y se encontró con un peor resultado e, incluso, con una derrota. Los jueguecitos con la agenda los carga el diablo.

El sistema imperante en Estados Unidos tiene algunas diferencias con el nuestro. Una de ellas es que el calendario electoral es inamovible: las elecciones presidenciales se celebran el martes después del primer lunes de noviembre, cada cuatro años, guste o no guste, beneficie o perjudique, al inquilino de la Casa Blanca. Por tanto, el presidente americano no dispone de la ventaja de adelantar elecciones para regatear a sus adversarios. Los mandatos duran cuatro años, ni un día más ni un día menos. Si hay una crisis política durante ese periodo, el presidente está obligado a buscar una solución. Y si es incapaz de encontrarla, siempre tiene la posibilidad de dimitir para que le sustituya su vicepresidente durante el periodo que reste hasta las siguientes elecciones.

En España, entre diciembre de 2015 y noviembre de 2019 «disfrutamos» de cuatro elecciones generales. Ahora, solo dos años después de la última cita con las urnas, el simple rumor de que en Moncloa ya otean el calendario convierte la segunda mitad de la legislatura en precampaña electoral. Sin descanso.