Unión Europea

Una Unión Europea que desconcierta

Tengo para mí que la mayoría de los socios europeos ven un protagonismo excesivo de Alemania y Francia en la UE

La Unión Europea cada día me sorprende más. No solo la Comisión no ha tomado nota del poco interés que despierta entre las poblaciones de los socios avanzar hacia una Unión Política, a tenor de las encuestas, sino que tiene una vara de medir distinta dependiendo del país, y dentro del país dependiendo de la tendencia política del gobierno de turno. Además, tanto la Comisión como el Tribunal de Justicia van mucho más allá de la autoridad que las naciones les han conferido.

Ejemplo como el de Polonia es significativo. El gobierno polaco anterior cambió a los magistrados del Tribunal Constitucional para controlar al nuevo gobierno conservador que sabían iban a ganar las elecciones, como así fue. Entonces la Comisión europea no puso el grito en el cielo. Sin embargo, cuando el nuevo gobierno polaco ha revertido aquellas nominaciones, la presión desde Bruselas aparece. No quisiera mencionar la situación en España en ese campo.

Alemania y Francia especialmente tienen el record de sentencias de su Tribunal Constitucional situando su Jurisprudencia por encima de la del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Sin embargo, si países como Polonia u otros, que no están en el «core staff» de la Unión hacen lo mismo, aparece una vez más la presión de Bruselas.

Viene a colación el asunto de cómo la Unión Europea y la mayoría de nuestros socios se pusieron de costado, cuando no de espaldas, con el intento fallido de secesión de Cataluña y la convocatoria de un Referéndum ilegal. Consulta que la mayoría de los socios no consentirían en sus países, o también cómo un Tribunal de un socio europeo solicitó a España un informe detallado de cómo es el sistema penitenciario español y sus cárceles, como si fuéramos un país tercermundista.

En ese escenario, no me resisto a comentar algo poco conocido de la UE: En 1981 algunos de los partidos nacionalistas, independentistas europeos fundaron la «Alianza Libre Europea» como una red de grupos políticos nacionalistas que se reorganizó en 2004 como Agrupación de Partidos para presentarse a las elecciones en el Parlamento Europeo. Cerca de 50 partidos nacionalistas o independentistas a lo largo de toda Europa forman parte de la Alianza, siete de los cuales son españoles con representación en Baleares, Canarias, Cataluña, Galicia, País Vasco y Valencia. Aparecen como un sólido «lobby» en Bruselas.

Esquerra Republicana de Cataluña, Bloque Nacionalista Valenciano, también conocido como «Compromis», y partidos separatistas de Bélgica, Escocia, Córcega y Gales configuran el «comité ejecutivo» de esa Agrupación. No debe sorprender que Escocia o Gales se mantengan después del BREXIT pues la Alianza está reconocida por el Parlamento Europeo como una ONG.

Hace dos años, en 2019, la Alianza presentó un Manifiesto bajo el lema «construyendo una Europa de los pueblos», basado en los principios de Autodeterminación, Derecho a decidir, Justicia “lingüística”, Paz y Libertad, Sostenibilidad, Igualdad de Género, Justicia social y Solidaridad. En su página 22, indica: «Mientras el nacionalismo estatal se basa en la exclusión y los valores nacionales, la visión de la Alianza sobre el nacionalismo de los pueblos es la contraria y defiende la inclusión, la diversidad, el establecimiento de puentes entre los pueblos en lugar de levantar fronteras entre ellos». Es por ello que pretenden una reforma del Tratado de la UE por la que se asegure que las «naciones sin estado», según ellos Cataluña, Escocia, Gales, Flandes o Córcega se puedan incorporar a la UE a través de nuevos mecanismos políticos una vez que consigan la independencia.

En cuanto a la justicia lingüística no se sabe muy bien a que se refieren. Naturalmente las lenguas regionales y dialectos son parte del acerbo cultural de Europa. Solamente en Francia, Italia y España hay en total casi 30 lenguas regionales o dialectos. Por otro lado sorprende que aparezca el Derecho de Autodeterminación y el Derecho a Decidir, reconocidos por la ONU para las naciones que fueron «colonizadas», pero de imposible aplicación a regiones europeas.

En definitiva, la Alianza defiende por encima de todo las libertades de los pueblos, al parecer oprimidos por los estados nacionales europeos, a pesar de que el proyecto europeo se basa en la Libertad, la Seguridad y la Justicia y el respeto a la soberanía de las naciones.

La imagen exterior que tratan de presentar es de una Alianza pro-europea, muy de la UE, como estrategia calculada para desarrollar su visión de la «Europa de los pueblos» y la redefinición del concepto de nación, discutido y discutible según algunos, redefinición que pone en peligro la libertad, la estabilidad y la seguridad en Europa.

Tengo para mí que la mayoría de los socios europeos ven un protagonismo excesivo de Alemania y Francia en la UE y que la visión de futuro de esos dos países sobre una unión política, dirigida naturalmente por ellos, no es compartida por la mayoría.