Economía

La reforma laboral de Díaz

«La vicepresidenta culmina el año con varias y muy importantes victorias»

Hace unos días parecía que Garamendi, el líder de la Confederación de Ejecutivos de Organizaciones Empresariales (CEOE), aunque excepcionalmente hay algunos empresarios, sobre todo en las medianas y pequeñas empresas, no iba a apoyar la reforma de la reforma laboral. Era todo puro artificio. Hasta en esto se mostró como un complaciente miembro honorario del gabinete de Sánchez, porque hizo que la victoria de Yolanda Díaz fuera todavía más épica. Es interesante constatar que el marqués de la Sumisión ha concitado un fervoroso aplauso de los medios de comunicación y periodistas de izquierdas que no tienen ninguna simpatía por los empresarios. Ahora glosan su capacidad de diálogo y visión de futuro. Es más, parece un ejecutivo socialdemócrata de una empresa sueca o noruega. Por eso, los sindicatos están contentos, ya que les gusta el modelo nórdico donde sus homólogos tienen un enorme poder. A Garamendi le sucede como al Papa Francisco, que le apoyan los ateos y agnósticos mientras que los católicos le contemplan con un respetuoso escepticismo a causa de su desaforado populismo. Las modificaciones en la reforma laboral me parecerían positivas si no hubiera esa euforia tanto en el gobierno socialista comunista como en las organizaciones sindicales. Es cuestión de sentido común.

La felicidad gubernamental está pendiente ahora de sus socios parlamentarios, que amenazan con no apoyarla. PNV, ERC y Bildu discrepan con el acuerdo del diálogo social y pretenden modificarlo en el Congreso. No sé si una llamada de Garamendi a los nacionalistas y los bilduetarras, ya que es vasco y además de Bilbao, podría hacerles entrar en razón. Todo sea por complacer a Díaz. En este punto tengo que reconocer que la vicepresidenta culmina el año con varias y muy importantes victorias que la sitúan muy bien en el proceso de reconstrucción del espacio de Podemos que destruyó Pablo Iglesias. La política española es muy cambiante y hace unos meses era sólo una ministra, mientras que ahora tiene una plataforma magnífica para construir ese frente amplio. Lo del Papa hubiera podido resultar un encuentro irrelevante, pero se ha convertido en otra baza importante porque cae muy bien a los progres y le sirve para centrarse. Lo fundamental es que ha sacado adelante la reforma con el apoyo de Garamendi.