Reforma laboral
¿Error o cacicada?
¿Es cierto que Meritxell Batet le impidió corregir su voto telemático, como denuncia el PP? Moncloa lo niega y habla, en cambio, de la «mala suerte» del diputado popular, al equivocarse de botón
Visto lo visto con la convalidación de la reforma laboral en el Congreso, y a pesar del polémico y ajustadísimo resultado con el que sale adelante –175 votos a favor, 174 en contra–, podemos sacar ya varias conclusiones interesantes. En primer lugar, hay que reconocerle a los negociadores de Pedro Sánchez y no a Yolanda Díaz la victoria en esta batalla estratégica por los apoyos. Las frustradas negociaciones de la vicepresidenta Díaz con sus aliados de la izquierda, algo reconocido por ella misma en el Hemiciclo, ponen de manifiesto su debilidad y marcan un punto de inflexión para lo que queda de legislatura. En cambio, Sánchez consigue lo impensable: ir de la mano de los socios Frankenstein de la investidura para unos asuntos, y con partidos de ideología opuesta para otros. Hace solo unos meses, su Gobierno sacó adelante los presupuestos con el apoyo de sus habituales, los nacionalistas e independentistas. Ahora, se abraza a la vía Ciudadanos y a otras formaciones conservadoras, mirando al centro derecha, sin tener que depender de nacionalistas e independentistas para convalidar esta reforma laboral, uno de sus proyectos emblemáticos. ¿Seguirá esta línea de ahora en adelante? ¿Virará el PSOE hacia posturas más moderadas? Tendrían que estar los guionistas de series de éxito, nacionales e internacionales, observando las maneras políticas sanchistas, perfeccionadas con los años de oficio, para crear una de ésas que tanto le gustan a Pablo Iglesias, y que podría llamarse «Manual de Resistencia» o «Geometría variable», vete a saber. Material hay, de sobra.
Por cierto, ¿qué pasa con los errores de esos diputados que votan lo que, en teoría no querían, como ha ocurrido ahora con el popular Alberto Casero? Porque los dos de UPN en el Congreso ya han explicado su «traición» a la cúpula del partido en el que militan, en las redes y verbalmente. Pero el caso del diputado Casero, el popular extremeño, tiene su enjundia. ¿Es cierto que Meritxell Batet le impidió corregir su voto telemático, como denuncia el PP? Moncloa lo niega y habla, en cambio, de la «mala suerte» del diputado popular, al equivocarse de botón. El PP considera que la votación ha sido «una cacicada sin precedentes». Sea como sea, resulta todo muy rocambolesco. Muy propio, por otra parte, de estos tiempos políticos.
Al pobre Alberto Casero le están friendo a bromas en las redes sociales. Algunos le señalan como «El diputado que votó a Chanel», en referencia al último y polémico Benidorm Fest. Se puede consolar recordando casos similares al suyo. Lo sabe bien el propio Pedro Sánchez que, hace unos cuantos años, votó también por error, a favor de la reforma de la ley del aborto que había planteado el PP. Él se disculpó en las redes con una frase de Catón: «puedo perdonar los errores ajenos, pero no los errores propios».
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