Construcción
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Las autoridades del PcCh piensan a largo plazo, mientras que las occidentales no ven más allá de la próxima encuesta y las tendencias de voto
El sector de la construcción ha tirado del crecimiento en China desde hace décadas, pero especialmente desde que la crisis mundial «subprime» afectó a sus exportaciones, amenazando la solidez de una potencia económica que parecía dispuesta a crecer sin límites. Cuando la Gran Recesión dañó a Occidente, con consecuencias devastadoras que fueron el culmen de cuatro décadas de decadencia política y económica, China –principal suministrador de mercancías–, se encontró en un apuro. Entonces miró hacia la construcción, donde encontró un motor de riqueza que aceleró la producción en su enorme mercado interno, de alrededor de mil cuatrocientos millones de habitantes. Y dicen que llegó un momento en que China consumió tanto cemento en tres años como EEUU en todo el siglo XX. Así que la exposición de China al ladrillo es hoy de un 30% de su economía, mientras que la de Japón –cuando sufrió una crisis inmobiliaria– era del 9%, y la de EEUU –que arrastró al resto del planeta con sus hipotecas «subprime»– fue del 6%. China ha construido no solo viviendas, sino infraestructuras gigantescas. Ha realizado proyectos que necesitaba, y otros perfectamente superfluos, como el megapuente «Hong Kong-Zhuhai-Macao Bridge» (HZMB) de 55 kilómetros, que conecta el continente con Hong-Kong y que apenas nadie utiliza, el tráfico es casi nulo porque las autoridades lo vigilan con recelo de cancerberos y no facilitan el tránsito. Así, los chinos corrientes no pueden acceder a él para entrar en Hong-Kong, y viceversa. Aunque su aparente inutilidad quizás no sea tanta, porque China asegura haberlo erigido para que dure 120 años, un tiempo en el que, con seguridad, tiene pensado utilizarlo de forma provechosa. Los planes en China se hacen de modo muy diferente a los de Occidente. Las autoridades del PcCh piensan a largo plazo, mientras que las occidentales no ven más allá de la próxima encuesta y las tendencias de voto, que dan la foto fija demoscópica para un par de semanas… Y nadie sabe cómo afectará el «problema inmobiliario» a la economía china. O al resto del mundo.
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