Opinión
Veintisiete millones
El tal Casero que explique si se le ordenó equivocarse
El lío en torno a la farsa de votación sobre la falsa reforma laboral se difumina en los confines del PP mientras se enciende en UPN. Dice Lastra que los populares de Teo han comprado a los dos diputados navarros que tuvieron la audacia de enfrentarse a su partido y votar «no» en conciencia. Aquí el pensamiento libre se castiga con insultos. Sayas y García Adanero están entre los mejores parlamentarios del Congreso. Lo han demostrado con repetidas y buenas intervenciones sacándole los colores al Gobierno, a Podemos y Bildu. El otro día fueron coherentes con su trayectoria. Pero por ser honrados les llaman «tránsfugas», deslizando Adriana que el PP les ha pagado. No dice qué ni cómo ni cuándo ni dónde. Lastra sólo calumnia qué algo queda. Aunque lo único que queda, de verdad, es el pago de 27 millones de euros prometido por el PSOE al máximo jerarca de UPN, Javier Esparza. Una pasta que llegaría por el voto del PSOE de Pamplona a favor de varias modificaciones presupuestarias en las cuentas de la capital. Amén de perdonar la reprobación al alcalde Enrique Maya. ¿Eso es comprar o es vender? Una cosa y también la otra, siendo además impresentable que alguien comprometa su apoyo al Gobierno no por las bondades de la reforma laboral sino por el dinero que le va a llover gracias al voto de sus parlamentarios. Estamos en España demasiado acostumbrados a estas componendas y ya casi nadie se asombra de ello. En cambio ponemos el grito en el cielo cuando un par de diputados votan en conciencia, fieles a su ideología. A los primeros les llaman «negociadores», a los segundos tránsfugas. Entonces que vivan los tránsfugas de UPN y se fastidien Esparza y Lastra. Los primeros han dado una lección. Y el tal Casero que explique si se le ordenó equivocarse. Nadie entiende tanta torpeza.
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