Opinión

Entre lo urgente y lo importante

No es infrecuente que «lo urgente no nos deje contemplar lo importante». Esa máxima es de particular aplicación a los acontecimientos que afectan estos días al PP, que siendo muy preocupantes para no pocos compatriotas, no pueden hacernos olvidar la evolución de las crisis en Ucrania que amenaza con desencadenar una guerra de imprevisibles consecuencias para toda Europa y aún más allá de sus fronteras. La evacuación de civiles de sus legaciones diplomáticas por parte de los Estados de la UE, al tiempo que se urge a sus nacionales a salir del país, no presagia precisamente que la situación no acabe al final en lo que Biden viene anunciando desde ya varios días e incluso semanas.

La esperanza que abrió un aparente repliegue de unidades militares rusas desplegadas en todas sus fronteras con Ucrania, se ha visto eclipsada con las últimas informaciones que llegan de la OTAN, los EEUU y ayer del mismo Borrell al clausurarse la Conferencia internacional celebrada estos días en Múnich sobre ciberseguridad. Que el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, afirme en el contexto de la crítica situación en Ucrania que lo que subyace tras ella es que «Rusia y China quieren redefinir el orden mundial», son palabras mayores que lo que obligan es a redefinir la visión de lo que está en juego allí.

Dice Borrell que el pasado 4 de febrero Pekín y Moscú firmaron un acuerdo por el que apuestan por democracias «eficaces» como la China y apuestan por un «nuevo escenario geopolítico multipolar», que deje atrás el existente, que según ellos los Estados Unidos se niegan a asumir como una realidad. Sin duda la denominación de una democracia como la china como «eficaz», nos retrotrae a la «democracia popular» tan del agrado a los líderes comunistas antes de la caída del Muro de Berlín y la implosión de la URSS, hace ahora más de treinta años.

Si hasta ahora podía parecer que la libertad y soberanía de Ucrania podría no ser causa suficiente para una entrada en guerra con Rusia, las declaraciones de Borrell obligan a una mayor reflexión. El acuerdo firmado por ambas potencias pone en cuestión los valores occidentales sobre los que se asienta la UE con la OTAN como garantía militar frente a eventuales amenazas a los mismos, muy en especial los derechos humanos.

Bien es cierto que algunos de esos valores y tales derechos no parecen muy humanos a juicio de no pocos occidentales, que consideran el derecho a la vida como un derecho humano fundamental incompatible con un presunto derecho fundamental como propuso Macron en el PE recientemente.