Economía

Inflación: desastre absoluto y trampas en el solitario

Con la inflación, que Friedman –liberal pata negra– consideraba un «impuesto sin legislación», no se puede andar con medias tintas

Wilhelm Röpke (1899-1966) está considerado como uno de los padres ideológicos de la llamada «Economía social de mercado» alemana, aplicada con éxito tras la Segunda Guerra Mundial. Röpke, que por tanto no puede ser tildado de ultraliberal, decía que «contra la inflación la única actitud correcta es el rechazo resuelto y airado; la menor desviación de esta conducta está mal». Keynes, por su parte, era más escueto: «la inflación es una injusticia». Ayer, mientras sigue adelante la tragedia que provoca la guerra de Putin, el Instituto Nacional de Estadística (INE) anunció que la inflación en España ha subido en febrero un 7,4% con respecto al mismo mes del año anterior. El incremento de los precios es el mayor desde 1989 y todavía podría crecer en los próximos meses porque los datos todavía no tienen en cuenta las consecuencias económicas de la invasión de Ucrania. La «vice» Calviño ha reconocido que es «un alza importante», aunque obligada a ver la botella medio llena defiende que hay que evitar que se convierta en estructural». De momento, los expertos más pesimistas, incluido alguno del Banco Central Europeo, temen que la inflación en España podría rozar el 10% a lo largo de este año. Fracaso absoluto.

El Gobierno, el Banco de España y muchos expertos confían en una reducción de la tasa de crecimiento de la inflación. Es probable y también posible, aunque la guerra de Putin lo complica. Sin embargo, eso no significaría una bajada de la inflación y una interpretación de ese tipo seria hacerse trampas en el solitario. Es fácil de entender. Los precios han subido en el último año un 7,4%. Las predicciones –y los efectos estadísticos– indicaban hasta ahora que la tasa de inflación bajaría entrada la primavera, quizá al 3 o al 4%. Es factible, pero eso no quiere decir que los precios desciendan, sino que suben menos. Con un ejemplo que contemple el año completo todo es todavía más caro. La inflación en 2021 fue del 6,5 y en 2022 los más optimistas hablaban hasta ahora del 3%. Pues bien, todos los españoles habrán soportado una subida de precios primero del 6,5% y después del 3%. Un 9,5% en dos años aunque la tasa de inflación haya caído el último ejercicio. Cualquier otra cuenta no es más que una trampa en el solitario para ingenuos. Con la inflación, que Friedman –este sí, liberal pata negra– consideraba un «impuesto sin legislación», no se puede andar con medias tintas, sino con la contundencia de Röpke: «contra la inflación la única actitud correcta es el rechazo resuelto y airado».