Alberto Núñez Feijóo
Sofrosina, Putin y el candidato Núñez Feijóo
El nuevo líder del PP es aplaudido, entre los suyos y entre los socialistas de todos los partidos, como diría Hayek, porque aparece como candidato de la moderación
Sofrosina fue hija de Érebo y la Noche según la mitología griega, que hunde sus raíces en la Teogonía de Esíodo, y que en el siglo XX alcanzó su cima con «La diosa blanca, una gramática histórica del mito poético» de Robert Graves (1895-1985), el autor británico que vivió en Mallorca desde 1929. Sofrosina representaba la moderación, el autocontrol y la discreción. La leyenda afirma que fue uno de los espíritus que quedó liberado de la caja de Pandora y que luego huyó al Olimpo. Citada por Platón se identifica con la templanza,en oposición a la arrogancia, personificada en la Iliada en Agamenón cuando decide «tomar», en disputa con Aquiles, a la reina Briseida y se muestra arrogante sin «sofrosina», palabra de uso frecuente en Asturias, sinónimo de moderación.
Los estudiosos de la mitología, incluso Graves, no tardarían en hallar paralelismos entre Agamenón y Putin, aunque el objetivo del sátrapa ruso no sea –de momento– ninguna reina, sino un país, Ucrania. El miceno también arrasó Troya, no sin lograr la victoria con un ardid –el caballo de Troya– que recuerda a las mentiras de inquilino del Kremlin. Agamenón ganó, pero luego sería asesinado por su mujer, Clitemmestra, lo que lo convierte en uno más de la larga serie de sátrapas traicionados por sus más próximos.
Mientras Putin, que amaga con las armas nucleares, acongoja a amigos y enemigos, al sur de Europa, en la vieja España, el Partido Popular intenta recuperarse de la que puede haber sido su particular «guerra de los siete días», saldada con la defenestración de Casado y la futura entronización como líder de Alberto Núñez Feijóo, ahora la gran esperanza blanca de los populares y también de quienes desean ver fuera de La Moncloa a Pedro Sánchez quien, por cierto, debe lidiar con la atávica postura –fuera de la historia– de Ione Belarra e Irene Montero, herederas de Pablo Iglesias que no quieren que España envíe armas a una guerra que critican, mientras justifican algunos de los motivos del ex-agente de la KGB.
Núñez Feijóo adelanta que su «proyecto es desterrar la frivolidad a través de un partido sólido (El Mundo)». No es poco, pero aunque ahora se guarde las mejores cartas, necesitará algo más para ganar las elecciones. El nuevo líder del PP es aplaudido, entre los suyos y entre los socialistas de todos los partidos, como diría Hayek, porque –con Putin al fondo y las guerras fratricidas del PP– aparece como candidato de la moderación. Sofrosina siglo XXI.
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