Mario Vaquerizo
Vaquerizo con Junqueras en La Sexta, Ayuso en TV3
Es sano ese intercambio de pareceres y el contraste. También que seres que viven en mundos tan distantes se acerquen y se humanicen
Lo de juntar a Mario Vaquerizo con Oriol Junqueras fue un acierto televisivo de La Sexta. Pero no sólo por el morbo, que indudablemente generó expectación. También porque el programa dio mucho de sí. Sin necesidad de aspavientos tuvo momentos sublimes, acicalados con la espontaneidad de Vaquerizo que se pimpló cuantas cervezas quiso y un Junqueras que supo estar y que pudo, por un día, exhibir su faceta más humana lejos del mundanal ruido.
Era la primera vez que Junqueras pisaba Madrid desde su paso por prisión. Y tuvo el acierto de no intentar hacerse la víctima por ello, ni ninguno de los invitados afearle su estancia entre rejas. La presentadora Mamen Mendizábal condujo el programa con solvencia. Logró imprimir ritmo y sentimiento en los diálogos a cuatro voces (también se sentaron en la mesa de diálogo Alberto San Juan y Ana Iris Simón), cinco a la postre porque también ella entró al trapo. Debatieron, entre otros, sobre fe y espiritualidad, Junqueras confesó su paso del ateísmo militante a ser creyente. Mario ejerció de Mario, espontáneo e imprevisible. Le dio un besazo a Junqueras, casto, en la mejilla, eso sí.
Es sano ese intercambio de pareceres y el contraste. También que seres que viven en mundos tan distantes se acerquen y se humanicen. Para descubrir que a menudo se parecen mucho más de lo que estarían dispuestos a confesar. Es bueno para Oriol Junqueras y para los republicanos catalanes aceptar ese tipo de envites en un terreno de juego que podría ser considerado hostil para algunos. De hecho, una parte (minoritaria) del independentismo más irredento se rasgó las vestiduras por la presencia de Junqueras en el debut de «Encuentros inesperados». Lo consideraron poco menos que ofensivo. Incluso, la enésima prueba de la traición. Ni caso. Además, es saludable para el conjunto de telespectadores descubrir los matices y a un tipo que para nada es ese demonio que, a veces, se dibuja. Se suele decir que el roce hace el cariño. Y es imprescindible para evitar deshumanizar a las diversas gentes, semilla del odio irracional. Le oí en una ocasión decir a Pau Donés, el traspasado líder de Jarabe de Palo, que la vida es demasiado corta como para pasártela jodiendo al prójimo y odiando. Pues eso. Estuvo Junqueras en enero en La Brújula de Onda Cero, entrevistado por Juanra Lucas. La entrevista fue tan resultona que Junqueras se despidió de Lucas reclamando volver a La Brújula a no más tardar.
Ésa y no otra debería ser la normalidad. Más allá de toda discrepancia, del calado que sea. Por eso es también una buena noticia que Isabel Díaz Ayuso tenga previsto participar en un programa de TV3. También para la televisión pública catalana que con la entrevista a Ayuso a buen seguro reforzará el liderazgo de audiencia en abril. TV3 invita a Ayuso por similares motivos que La Sexta a Junqueras. Primero, porque saben que su entrevista va a dar que hablar y que por ella misma genera morbo y expectación. Sin lugar a dudas, la presidenta madrileña es un personaje magnético. Segundo, TV3 debe ser plural. Y como se suele decir, el movimiento se demuestra andando. Pero, en tercer lugar, es sano que los telespectadores de TV3 descubran quién es Ayuso, sin filtros. Y que ellos juzguen, como juzgaron la reciente presencia de Esperanza Aguirre en un programa de máxima audiencia. Aguirre salió airosa, incluso podría decirse que triunfante.
Ayuso arrasó en las elecciones madrileñas. Arriesgó a todo o nada. Y acabó con un pleno al quince en la quiniela. Nada que ver con Mañueco en Castilla y León. Como arrasó Ayuso en el pulso con Pablo Casado. Éste le aguantó medio asalto, por no decir que puso los pies en polvorosa antes de empezar la contienda. Ayuso es, además, hoy por hoy, la única mujer que pudiera instalarse un día en La Moncloa. No hay más nombres en el candelabro, por lo menos hasta la fecha, en condiciones de acometer esa proeza. La seductora Ayuso no tiene una entrevista, tiene un documental.
Siendo justos, no es que Díaz Ayuso esté ausente de los monitores de televisión en Catalunya. Para nada. TV3 es líder. Pero lo es con poco más de un 15 por ciento de la audiencia. Esto es, el otro 85 por ciento de catalanes sintonizan otras ofertas televisivas. Entre las cuáles, Antena 3 y La Sexta, que en ciudades como Santa Coloma de Gramenet, donde se crio el diputado Gabriel Rufián, superan a no pocos programas y franjas horarias de TV3. Esa es la realidad. Y no otra. Pero qué duda cabe que objetivamente –contando siempre con la promiscuidad de los televidentes– el núcleo duro de telespectadores de TV3 está muy lejos de sentir simpatía por los colores que defiende Isabel Díaz Ayuso. Como el de Onda Cero respecto a Oriol Junqueras.
Sergi Sol es periodista
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