Juan Carlos I de España

Canela fina | Calumnia al Rey padre que algo queda

«Exonerado por la Justicia suiza y española, ciertos políticos y periodistas, en lugar de pedir perdón, mantienen la campaña de calumnias e insidias contra el Rey padre»

Los partidarios del sistema castrista decidieron liquidar el eje de la democracia pluralista plena española que es la Monarquía parlamentaria, la Monarquía de todos. Organizaron contra el Rey padre una desmesurada campaña cuyo objetivo final era desmontar a Felipe VI. Como la Institución está por encima de las personas, Don Juan Carlos se apartó discretamente de España y Don Felipe no defendió a su padre evitando instalar a la Monarquía en el debate político. Con prudencia y lucidez, se negó a embestir la muleta que la ultraizquierda le tendía, manteniendo a la Institución en la neutralidad.

La campaña contra el Rey padre y contra la Monarquía ha sido tan agresiva y visceral como la de la Falange durante la dictadura franquista. La caravana de las calumnias, las insidias, los chismorreos, ha transcurrido por el camino de la desmesura. Y he aquí el resultado. La Justicia más independiente de Europa, la suiza, a través de un fiscal de ideología izquierdista, Yves Bertossa, después de una larga investigación, ha exonerado a Don Juan Carlos de cualquier delito. La Justicia española, a pesar del sectarismo de la fiscal general, Dolores Delgado, certificó la legalidad de los actos del Rey padre, tras dos años de exhaustiva investigación. Finalmente, la fiscalía no ha tenido otro remedio que reconocer que en el vidrioso asunto del Ave saudí Don Juan Carlos estaba absolutamente limpio. Y que nadie argumente con la inviolabilidad cuando Don Juan Carlos carecía de ella desde 2014, más de ocho años.

¿Ha reconocido alguien el error de sus insidias y sus bulos? ¿Ha pedido algún político, algún periodista, perdón por tantas calumnias, tanto despropósito? Pues no. Por el contrario, han proseguido con sus insidias, sus insinuaciones y sus falsas noticias contra el hombre que heredó todos los poderes de la dictadura y a todos renunció para que se estableciera en España, conforme a los deseos de su padre Juan III, la Monarquía de todos, la democracia pluralista plena; contra el hombre que ha encarnado uno de los cuatro grandes reinados de la historia de España, junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III.

Los españoles de bien, en fin, desean que el gran Rey Juan Carlos I termine sus días con paz y tranquilidad en la España que tanto ha amado y tan admirablemente ha servido.

Luis María Anson, de la Real Academia Española