Elecciones andaluzas
Pintan bastos para Espadas
El PSOE no puede estar haciendo peor campaña en Andalucía. El Partido Popular arranca con el plus de ser el gobierno y haber tenido un desgaste mínimo durante la legislatura. El resultado es una importante transferencia de voto en las ciudades desde el Partido Socialista hacia la derecha.
Los socialistas han renunciado al voto más centrista y batallan por el más izquierdista. Un esfuerzo que no va a aportar más que el propio desastre que han organizado entre Pablo Iglesias, Yolanda Díaz y la inefable Teresa Rodriguez. Podemos quiere cargarse a Díaz y lo va a conseguir.
Por lo demás, es difícil que, en menos de un mes, los socialistas cambien de estrategia y consigan arañar apoyos provenientes de los antiguos electores de Ciudadanos que, en su inmensa mayoría, parecen apostar por el PP.
El panorama es aún más desalentador si se incorporan las previsiones de las zonas rurales, tradicionales bastiones del PSOE andaluz. De una parte, las políticas de Sánchez han enfadado a los ganaderos y agricultores y, por otra, la falta de propuestas electorales que incorporen demandas sociales como la conexión 5G en pueblos, que ayudaría al emprendimiento económico, hacen un caldo de cultivo más que adecuado para Vox.
El manual de campaña lo dirige Ferraz, dominando a la federación andaluza, en otro tiempo orgullosa y celosa de su autonomía. Finalmente han claudicado ante Ferraz, lo que les puede llevar por la senda de otros territorios como Madrid o Castilla y León, en donde el desastre electoral estuvo pilotado por Sánchez y su equipo de confianza, aunque los platos rotos los pagan los locales.
Al líder socialista cualquier proceso electoral regional le parece lejano a sus intereses particulares, por eso, la agenda de campaña no está al servicio andaluz, sino de las necesidades de Moncloa.
Para Sánchez, ganar en Andalucía no es ganar las elecciones, ni siquiera gobernar, es conseguir que quede en entredicho el efecto tirón que se atribuye a Feijóo, de ahí la confrontación directa con la extrema derecha.
Puede que a Moreno le salgan bien las cosas porque, en su inacción política, no tiene enemigos, o puede que Vox pegue un campanazo en los resultados y siga la senda de Castilla y León.
En cualquiera de los dos casos, los socialistas andaluces salen malparados. Sánchez cree que lo que pase en autonómicas es una cosa y en las generales otra, ya se caerá del guindo.
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