Ministerio de Defensa

Consolidar el Estado

Es urgente y debe priorizarse en programas políticos de ilusionante nuevo cuño, consolidar y reforzar el aparato del Estado, protegiendo sin rubor a sus servidores, uniformados o sin uniformar.

Comenzaré, querido lector, por donde terminé la anterior tribuna: en poco más de un año nuestro Ministerio de Defensa ha conocido tres Jefes de Estado Mayor, tres Secretarios de Estado y tres Subsecretarios. De los nueve, dos procedían de intercambios con el CNI, centro al que las Fuerzas Armadas aportan magníficos analistas, especialistas y operaciones especiales, con claras sospechas –en un caso claro– de que fueron pasaportados para «quitárselos de encima», como hacía Franco con los obispos que le incordiaban, promoviéndolos al cardenalato, destino Vaticano.

En el Reino Unido el Chief of the Defense Staff (CDS) el general Nicholas Carter equivalente a nuestro JEMAD, se mantiene desde 2018 en su puesto y ha conocido a tres Secretarios de Defensa –el equivalente a nuestro ministro–, Williamson, Mordaunt y el actual Ben Wallace. Son estos los sometidos a las veleidades de la política, no los responsables de sus ejércitos. Igual sucede en Francia. El General Lacointre, Chef d´État-Major des Armées (CEMA) no sujeto a turnos entre ejércitos ni a cambios de gobierno, sigue manteniendo una estrecha relación no solo con su jefe de gobierno sino con su Presidente de la República. No es el Ministro de Defensa quien protagoniza el 14 de Julio junto a su Presidente, sino él, en representación de sus Fuerzas Armadas. En España cedemos incluso el protagonismo del Día de la Pascua Militar, día específicamente marcado desde tiempos de Carlos III para que el Rey salude a sus tropas, al político de turno.

Ni que decir tiene que dar continuidad a los cargos representa despolitización de las Fuerzas Armadas, al no relacionar a sus representantes con opciones políticas, pero sobre todo para dar seguridad jurídica a programas, cuando todos sabemos que unas eficaces fuerzas armadas deben proyectarse siempre a planes de futuro de décadas y que determinadas inversiones industriales precisan más de 20 años entre sus periodos de diseño y ejecución.

Presentado el problema, anoté una primera grave consecuencia. Los constantes cambios, –«sustitución» llamó la ministra Robles a la defenestración de Paz Esteban sacrificada por Esquerra– provocan verdaderos descalabros orgánicos. Diez minutos largos de aplauso a la cesada por parte de sus 3.000 funcionarios, constituyen todo un mensaje.

En una segunda aproximación me pregunté: «¿de qué se ríe Casteleiro?» al verla sonriente, rayana en la carcajada en su toma de posesión: ¿feliz de volver al CNI?; ¿de ocupar, al fin, el puesto de su compañera?

La figura no es nueva. La conozco. Si un segundo de a bordo –y Casteleiro a pesar de su actual destino como SEDEF era una segunda de Esteban– es consciente de la injusticia que se comete con el primero, la primera reacción, debe ser no prestarse al relevo. Pero si por sentido de la responsabilidad, por el bien de un servicio esencial, se acepta, lo menos que se puede hacer es externalizar cierta dignidad, aunque internamente se crea que ha alcanzado unas metas que ni soñó cuando Alonso Manglano y un excepcional y honesto Secretario General Pepe Orzáez, las ficharon. En un funeral, hasta la viuda más infiel, viste de negro y guarda las formas ante el inerte cuerpo del astado marido.

Los historiadores nos recuerdan esos días a Cordelia la hija íntegra y leal del Rey Lear, uno de los personajes clave en la obra de Shakespeare. El monarca bretón la manda al exilio por negarse a participar en enjuagues políticos, en tanto reparte las tierras entre sus otras dos hijas Renan y Goneril que, traidoras, le despojarán y ningunearán hasta la locura.

En sus tratos con nacionalistas vascos y catalanes el Gobierno ha actuado como el Rey Lear, premiando a dos «hermanas» desleales y castigando a los fieles defensores del Estado de Derecho: hoy Paz Esteban; ayer Edmundo Bal, Pérez de los Cobos, Mariscal de Gante, Corbí. ¿Espera diferente trato Esperanza Casteleiro? ¿Cree que la ministra que sonríe a su lado y que firmó en el BOE la propuesta de cese de Paz Esteban, la va a proteger de ERC o de Bildu ante otra crisis como la ocasionada por Pegasus?

Es urgente y debe priorizarse en programas políticos de ilusionante nuevo cuño, consolidar y reforzar el aparato del Estado, protegiendo sin rubor a sus servidores, uniformados o sin uniformar. Sin esta columna vertebral de leales, de gentes dispuestas a «servir hasta morir» que intentó proscribir Bono, uno de los causantes de esta situación, de poco servirán otros esfuerzos para recuperar nuestro pulso como sociedad y a España como Estado de Derecho. Si hace falta, deben modificarse leyes orgánicas como la electoral y arrinconar como en Alemania, a nuestras particulares hermanas traidoras a sus parlamentos autonómicos, quitándoles el enorme y desproporcionado poder de chantaje que ostentan hoy a nivel nacional.

Luis Alejandre Sintes es general (r)